martes, 1 de marzo de 2011

Cuando la Telebasura Mola.-

Cuando Ignatius Reilly, aquel malogrado articulista de La Conjura de los necios, se colocó una tarde delante de la tele para ver un programa de niños que querían ser cantantes, sabía que estaba viendo telebasura (un programa de niños que quieren ser artistas no puede ser otra cosa, salvo mierda televisiva, trash tv). No obstante, no dejó de verlo, cargó duramente contra aquellos repelentes aspirantes pero no presionó el off de la tele. De tal forma, tomando el paradigma en nuestros tiempos, no me cabe duda de que somos (y me meto en el paquete) seguidores de aquello que abominamos con toda nuestra fuerza, somos contrarios a esos chuflas amorales y a esas verduleras del pelo frito, pero no podemos apartar la vista de sus escenas.  Ahora en la tele, atrapa ver al que no solo no le  quieres bien, sino que detestas. El formato es malo pero de vez en cuando mola porque  ves a Salvador Sostres hablando de chochitos rosados, a Belén Esteban fuera de si con el dedo levantado y los ojos fuera de órbita, al enano Vázquez y su narcosala, al pésimo Pablo Motos haciendo gracias sin tener ni puta gracia, a Eduardo García Serrano llamando zorra a la consellera de salut de Catalunya. Y te quedas un rato, con tu vergüenza ajena y cierto placer. Coño, tengo dignidad, piensas, todavía no estoy perdido. A veces, casi siempre, el zapping viene con premios, te aburres con el telediaro de la uno, le vas dando a los botones, aparece una rubia con los labios de la Veneno llamando cariño a la peña en un programa de llamadas 806 porque se sortea un coche o 50.000 euros que nunca existen, a continuación Lydia Lozano llora por sus movidas con Al Bano, aparece una perforada del Gran Hermano mamando una polla debajo de un edredón, la Milá echando la bronca vestida de marciana de la fragua, la mujer de un pedófilo llorando en un parque con una carroñera metiéndole el micro en la boca. Dios, qué puta mierda de tele, y algunos de nosotros parando en mitad de tanta cochambre, qué extraña dependencia. No estaría mal reflexionar acerca del ocio televisivo. Vale que no todo es National Geographic, que queremos ver otras cosas además de tiburones, arqueólogos, nazis y judíos, pero la trash tv nos aborda, nos engulle y somos números del maldito share. La caspa y el pelo frito dan dinero. Vemos ese déficit de contenidos en plan masoca, y nos gusta, nos sentimos bien. O mal. O viceversa.


8 comentarios:

  1. Qué razón tienes, hijo... no nos queda otra cosa que ver la tele con la fregona, para limpiar la mierda a la que nos enganchamos...

    Besicos

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  2. Yo tb soy de esos a los que le da asco lo que ve, pero que luego se termina enganchando sin ningún tipo de razón... pero bueno para el poco tiempo que paso delante de la tele no me preocupan mis neuronas... está claro que nos nos merecemos esta tele... bueno, yo seguiré disfrutando de mis series bajadas de internet y luego ya veré como me entretengo...

    dirty saludos¡¡¡¡¡¡¡

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  3. Great post!!!

    xoxo,
    Ivânia Diamond *

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  4. Belén, no todo va a ser Punset y las claves del universo.
    Remordimiento de conciencia cero, Dirty
    Gracias Ivania
    Besos

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  5. Ves, yo con la tele nopuedonopuedoynopuedo. Te luce mu bonito el blog,
    besos

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  6. Renovarse o palmarla. La tele al carajo, haces bien. bss

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  7. Jajajajjajaja, me parece divertidísismo y además según leía visualizaba..., la narcosala, la mujer del pedófilo sentada en el parque, Salvador Sostres, Belén Esteban, y los nuevos tiempos verbales y adjetivos que pululan por las voluminosas bocas de pelos fritos y chicos mazinguer. Hay que ver lo que dan de sí los números del maldito share..., extraña dependencia. En fin Javier, sigue con tu pluma fácil y divertida, o difícil y porculera.

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