martes, 27 de diciembre de 2011

La Venus del Espejo.-




No soy un erudito del arte pictórico pero digamos que puedo decir que me gusta Velázquez y me quedo tan ancho. Debe ser entonces que me gusta Caravaggio y que también me mola el dramatismo del barroco y la iluminación tenebrista. Debe ser, aunque yo mismo tarde en enterarme de estas cosas, porque como dije en dos o tres previos de este post no tengo una opinión evolucionada de casi nada. Pero sí, qué carajo, me gusta Velázquez, y esta tarde me he pasado unos minutos mirando La Venus del Espejo, en plena disección y lectura. Veamos, una dama con curvas y culo bastante canonizado a los moldes del siglo XXI, es decir un gran culo, se refleja en el espejo que sujeta un niño barrigón cuyo pene apenas podría ser visto en plena micción, dada la curvatura del vientre, pero lo intuimos pequeño por la influencia renacentista en nuestro Velázquez. La mujer es Venus, la diosa de la belleza y la fertilidad, principalmente porque pienso que el título de la obra refleja al personaje principal, y no hay que darle más vueltas. El gordito es Cupido, su hijo, dios del amor, es decir la madre del amor es la belleza, y el amor es una especie de siervo a disposición de la belleza, pero ella no parece una divinidad al estilo celestial-fastuoso-palaciego-sobrehumano-colosal, sino más bien humilde, por muy diosa y muy Venus que sea, y de repente la deidad se torna mujer, eso sí, una mujer que estaría buena y tendría un gran cuerpo en los baremos estéticos del siglo XXI, o al menos de los míos. Luego está el espejo, que es donde está la trampa. No entraré a juzgar si el espejo tendría dada su posición que reflejar el busto y no el rostro, porque no lo percibo, aunque otros sí lo hagan, pero creo que todos vemos algo desvanecida la imagen, una belleza diluida, creo entender, una muchacha fea en el reflejo, cuando a lo mejor esperábamos a una Mónica Bellucci del siglo de Oro. Pero no, Velázquez nos está contando de la ceguera del amor, de esa obcecación alucinatoria que nos hace ver a una Venus sumergida dentro de un coco. Esa es mi disección por encima, o por debajo de mitologías y vanidades. Más o menos como si el torso de Aitana Sánchez Gijón nos reflejara el rostro de Belén Esteban diciendo vale, me entiendes



lunes, 26 de diciembre de 2011

Dimensión Navideña.-



Yo no niego la festividad de la navidad, como tampoco le desvelaré el secreto al niño, pero no por ello desmentiré el sacrificio. A mí me parecen unas fiestas muy sufridas, y ciertamente expiatorias, independientemente del componente bíblico que es lo que menos ha importado de toda la vida en la Navidad. Valga el paradigma de que en Colombia los regalos caen del cielo, obra del niño Dios, lo cual tiene más coherencia dogmática, me parece.
A ver si me entienden, no soy el típico aguafiestas dickensiano, ni voy malcarado a las celebraciones. Todo lo contrario, voy con las mejores intenciones y participo en la medida de lo posible de la fraternidad, esa camaradería guay de reventar efímeras felicidades y estómagos; como, bebo y hablo. No obstante procedo a la congregación de putadas en torno a la navidad.  
Pobres ex-fumadores envueltos en la humareda de los cigarrillos  que acompañan al café, débiles títeres de la posibilidad de la reincidencia. Ya saben que no valen extravagancias culinarias, que las ensaladas no nacieron para Navidad, ni es presentable ni estética la presencia de guarrerías isotónicas de carácter dietético. Digamos que es como poner al malogrado Enrique Urquijo a hacer coros con Camela. Discordancia, se llama. Sintamos fascinación por el crujido de la lechona muerta para nuestras voluptuosas tragaderas, por los chocolates suizos y los turrones sevillanos, por las salsas barrocas de Bilbao y los tocinillos de cielo del Puerto de Santa María, engordemos al gordo, indigestemos al flaco, agravemos las úlceras. Sintámonos cómplices de la angustia del alcohólico anónimo con sus temblorosos labios en el borde de la copa de champán. Riamos la absurda borrachera del abstemio, que se autoproclama con ese estúpido adjetivo que viene a ser la palabra piripi, y las gracias de los padres cafres descubriendo la curiosidad alcohólica de los niños tontos. 
Después, el universo regalo. Los niños se empalagan de su propia existencia hogareña, y necesitan motivos para seguir vivos, es decir juguetes electrónicos y otros niños para jugar a putearse, la afición preferida y universal de la infancia, y los padres tienden a alcoholizarse en mitad de esa desgracia de ver demasiadas horas y demasiadas veces a esos monstruos que agudizan el ingenio de dar el coñazo en la Navidad. Y los regalos de los adultos son una fatalidad de urgencias y mucha carencia de conocimiento personal. No sé si me entienden, mecheros rocambolescos y plateados al que no fuma, exuberantes pañuelos de seda caribeños, forros polares en la sartén de Andalucía, botellas de vino al tabernero, objetos inútiles  en el más estéril y universal sentido, y toda la parafernalia que se les pueda ocurrir en este sindiós que llaman Navidad.
Feliz Navidad, y suerte, queridos. Esto no ha hecho más que empezar.

martes, 20 de diciembre de 2011

Ustedes son Paranormales y Excitados.-


Aunque yo nunca miento, a veces utilizo la ficción para contarles la verdad, y de vez en cuando me doy una vuelta por el Janpath, para comprobar que a ustedes les gustan las cosas que yo no he disfrutado en exceso escribiendo. No entiendo como me han podido leer 5.184 veces una entrada que se llama Las Viandas de los Marcianos y como otra de las grandes notoriedades ha sido Las Cosas del Esperma. Está claro que entre el disperso público internet hay mucha afición a los alienígenas y las múltiples derivaciones de las cosas del follar, y que muchos de ustedes son unos paranormales y gente muy excitada y comprometida con el sexo. 
Entonces me ha sobrevenido cierta crisis conceptual, y empiezo a tener un desarraigo temático porque no sé lo que algunos de ustedes quieren de mí. Miren, yo no tengo una opinión evolucionada de casi nada, y dependo un poco del estado de ánimo del día, pero si ustedes quieran que escriba sobre las auténticas salvajadas que pienso algunas mañanas, háganme saber , que yo necesito esa terapia de la crítica destructiva. Me va fenomenal. Elijan temas polémicos, denme la oportunidad de ejercer algún tipo de vandalismo, y estarán algunos de ustedes en perfecta situación para insultarme. Obviamente no he conseguido mucho cuando solamente me han insultado tres o cuatro veces en un año de bitácora. Algo va mal. He hablado de escritores que me parecen apasionantes como Dostoievski, Bolaño, Fitzgerald y John Fante, y de gente sucia como Gadafi y Hitler, pero unas veces porque el tema estaba manido y otras porque algunos de ustedes tienen un dudoso gusto literario, no he conseguido la repercusión que entendía de justicia para determinados posts. 
Así que a la espera de sus proposiciones, hoy aprovecho para intentar darles satisfacción. Su carnaza. Se me ocurre abordar un personaje que no cae bien a nadie y que yo detesto profundamente. Algo sin ninguna repercusión retórica. Algo banal. Seré breve, pues. Enrique del Pozo.  He hecho mis averiguaciones y he confirmado mis sospechas. Intelectualmente no vale un carajo, pero el tipo se cree que entiende de algo, y tiene una precariedad erudita equidistante a Falete. En cierta época de su vida, hace muchos lustros, cantó con una tal Ana, tuvieron unos éxitos efímeros, y le sobrevinieron las alucinaciones. Mientras cantaba esa mierda del Coco hua hua, el new wave se desarrollaba en España y Tino Casal y Alaska, le daban al sexo, a la droga y fracturaban  el rock, y él se creyó superstar por cantar con una niña de ocho años, sin saber muy bien de la muerte prematura de los estúpidos grupos de canciones basura para niños. Cuenta la leyenda de Madrid, que en ese encantamiento perpetuo por haberse conocido, se dedicó a realizar todas las metafóricas o no, blowjobs, para conseguir cualquier cosita en la tele, o en los medios, una vez que el producto Enrique y Ana se dio la gran hostia. Decía que era colega de Mick Jagger y de Sharon Stone, grabó discos que no compraron ni sus primos, y se le empezó a ver en Chueca con maricas al estilo chapero de Vicálvaro. No voy a perder más tiempo con un personaje que no me interesa nada. Solamente he querido instrumentalizar su figura (más bien rechoncho): el arribista sin talento y sin escrúpulos que se inventa una burbuja de delirios. El eterno vendedor de si mismo ¿Ustedes conocen a esa gente? Cuéntenme.  

viernes, 16 de diciembre de 2011

Mi amiga, una Lesbiana Traidora .-


El otro día estuve con una amiga que es una de especie de homosexual disidente, no sé como explicarles, una lesbiana heterodoxa, fiel por una parte a ciertas tradiciones del Orgullo y hereje de otras prácticas que ella misma bautizó como la feria de Madrid. Una traidora. No, Marta no es una lesbiana pija de Lagasca, tipo cualquier infanta masculinizada con jeep cherokee,  pantalones planchados y cola de caballo. No, no viste como para ir a comprar los canapés al Mallorca. No. Marta es malasañera, una clase de esas indies del tipo trendy que unas veces parecen leñadoras y otras granjeras de Kentucky; está buena, es una militante honesta  y lleva grabado a fuego mejor que muchos camaradas eso que llaman la igualdad sexual. Ahora les diré: últimamente me estoy acostumbrando a mirar desde lejos a la gente; y las personas que yo miro desde la distancia de los años crecen; es decir, si yo me reconvierto en centinela de la lejanía desde un mirador transparente, noto que la mente se libera de cualquier resentimiento o carencia, y veo honestidad y nobleza, que es  para lo único que valen los amigos. Para ser honestos y para ser nobles, disculpen el exceso. Y Marta es una cosa y otra. 
El problema de Marta es que no es solidaria con el colectivo. En fin, al parecer a la niña no le gustan las carrozas, ni los paseos multitudinarios y adiposos por Gran Vía, ni la matraca de Camilo Sesto. Incluso me confesó que nunca había follado en metro Chueca, ni en el parking de Vázquez de Mella, ni había subido al Oscar Mate a tomarse una copa con Asdrúbal, el borderline. Fue una vez al Why Not y acabó horrorizada y con una resaca de colores por el puto garrafón que ponen en ese local de Madrid y por los macarras albano-kosovares que tienen de porteros. A Marta no le pone verle el cuello del útero a Malena Gracia y a Yola Berrocal en la contemplación del desfile. Ni ver potar a Jorge Javier Vázquez, espectáculo por el que yo pagaría, ya les aviso. No sé, es rarita esta chica. Una guay de lo art decó a lo Tamara de Lempicka, una pirada, una mártir pseudocultureta a lo Virginia Wolf. Joder, hay que sufrir Marta. Da igual pagar agua a precio de gin tonic, y un miserable mojito de caldo azucarado a precio de cocaína. Hay que atravesar los conductos de Gravina y Augusto Figueroa, reventarse la vejiga, rozar los cuerpos sudoríficos, sentir los tejidos adiposos de la comunidad, Marta, de tu colectividad.
Querida, te recuerdo una posición que ya apunté en la primavera: Entre medias de la cocaína, las blow-jobs, los anabolizantes y el maldito por amor tengo el alma herida, por amor no quiero más vida de su vida, melancolía, que acuda por unos momentos el talento. Y ya no puedo más, siempre se repite la misma historia, decía ese colega. Pues vale. Eso era. 



  

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El Mártir Millonetti.-


Una de las frases más afortunadas del mundo financiero, se la debemos a Mark Twain: Un banquero es un señor que nos presta un paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover. Yo apostillaría otra al universo del poder: la enemistad de dos hombres acaba por un complot contra un tercero. Y ésa me la acabo de inventar, así, a bote pronto. Miren, a Mario Conde sí le hicieron una conspiración, yo estoy muy convencido de esa teoría, un complot partidista, digamos, pero  no por ello ha de haber dispensa por haber sido uno de los mayores ladrones de la historia de este país. Verifiquemos la crónica: un señor con gomina viene a representar el esfuerzo, el éxito y el carisma en todas las facultades de ciencias económicas y empresariales del país. Lo más rancio del pijerío español quiere ser Mario Conde, un tipo que en su época de estudiante hacía ejercicios de opas hostiles a empresas en función del capital. Un paranoico a lo Michael J Fox, en  The Secret of My Success, pero con mala hostia, con una mirada que acojona. Ostras, que ese tío tiene la llave de algo gordo, del éxito, que es lo más parecido a un alquimista que he visto en mi vida. Pal banco.
Luego llega el colega y frena una apremiante Opa a Banesto, y emerge una especie de Obama financiero. Banesto tiene presidente. Por si acaso, les comento a mi manera, una Opa es una traición, una cosa más o menos bajuna que hace un inversionista para sacar la máxima pasta del capital social, tras previo acuerdo con los accionistas más hijos de puta, para conspirar a la cúpula y tener el poder de la empresa.
En el banco las cosas van bien, magnífica gestión, curvas hiperbólicas de la economía, pero en un momento dado falla una cosa: también hay un hiperbólico desvío de capitales. Yo creo que la culpa la tuvo la política. En caso contrario, todos habrían estado más mudos que la hache, y se habrían revolcado en el fango de una democracia bananera. Mario Conde quería ser presidente del gobierno porque sabía de cierto éxtasis colectivo, y era muy listo y posiblemente guapo, sí, un tipo de guapo excitante, maléfico. El partido sería centrista, y una obvia amenaza para populares y socialistas, cuando ya éramos bipartidistas, y no se quería más enemigo en la batalla. Fue aquel día en el que Complot se chivó de Desfalco, y don Mario fue metafóricamente a remar a galeras.
Yo no digo que estar en la cárcel sea bonito. Tampoco niego que le hicieran la gran putada. Pero sí me parece que desapareció cuatrocientos mil millones de pesetas y que este hombre, renovado poeta y colega de  presos hace entrevistas con deferencias de periodistas de blowjobs,  y bebe vino en Intereconomía. Y yo no me creo la catarsis, ni le voy a definir como el inmolado financiero, ni el mártir millonetti. Venga ya.





martes, 13 de diciembre de 2011

Una Criatura Inocente.-


Fue bonita y buena para el mundo aquella tarde plomiza de Harrow Weald, salvando la galaxia de brumas psicopática y enfermiza que tiene Inglaterra (hay pocas tristezas comparables a un paseo por el peor Londres periférico) . Estuve en la armería Cleaner, cuando salió aquel viejo sórdido y malcarado que yo conocía de las novelas de Dickens y me colocó en la mano una pistola Star 9 milímetros Parabellum. Me dijo una frase amable con esa afectación inglesa tan desagradable, y con cierta mala follá al final. "Tómala español, cuídala como si fuera tu novia, y úsala bien, está hecha para cambiar la historia". Y me la entregó con una técnica inaudita, como si le estuviera grabando Coppola en Heart of Darkness, como si Conrad estuviera escuchando en una dependencia contigua, o como si no hubiera hecho otra cosa en su triste existencia, salvo entregar pistolas. Salió un judío sacado de otra novela de Dickens (sabido es que para él los sefarditas eran malos, por tanto uno de los problemas del antisemitismo ya lo estaba engendrando en el siglo XIX) y me llevó al cementerio de Stanmore. Sabía mucho de pistolas y de destrezas de disparo. Flexión de piernas, sujeción de muñeca, enfilar, técnica de aguante de respiración, disparo. Esfuerzo y posición horizontal; la pistola es pesada pero concede poder y privilegios. Me da algo de pudor decir esto: posiblemente felicidad. Hay simbiosis, como decía aquel soldadito borderline de Gran Hermano, entre la pistola y tú. Sentí una excitación de niño derribando los muñecos, y el judío Fagin me miró severo. Ahora vas a salvar a seis millones de personas. Como los dos sabíamos el futuro y teníamos en nuestra libreta las predicciones más trágicas del Universo, vimos la nebulosa de un niño llorando por los azotes de su padre, y nos tuvimos que ir a Braunau. El niño se llamaba Adolf Hitler. ¿Usted mataría para cambiar el curso de la historia? No era más que una criatura inocente.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Queridos Reyes Magos.-


Queridos Reyes Magos:
En primer lugar, espero que Baltasar ya tenga los papeles, y que dada su categoría monárquica y esos laureles de grandeza que ustedes, sus dos colegas blancos le mitigan, pruebe a reunirse con Inmigración, y haga algo de una puta vez, que han hecho más por los éxodos de ese siglo veintiuno, Kanouté y Abidal, y yo a Baltasar le presupongo erudito y estratega, así que basta ya de hacerle de menos, que más bien parece efebo y criado de Sus Altezas. 
Dado que este año no he evadido impuestos y no he codiciado más bienes que los de la supervivencia, no estarían de más ciertas deferencias.
Yo creo que ya está bien. Mi infancia fue dura, materialmente hablando; nunca tuve scalextric ni bicicleta de treeking,  por ello, les requiero compensación. Quiero una bici de cuatrocientas velocidades, porque este año han sido muchas las veces de poner pies en polvorosa, y una play station como indemnización y cooperación a subsanar mi exclusión social. Tengo amigos que me miran como si fuera retrasado cuando hablan de videojuegos. Algo deben tener bueno cuando todo el mundo lo hace. Síndrome de abstinencia, droga tecnológica, digamos. Ya les digo, quiero un poco de realidad virtual, porque la vida real está jodida, y llevo mucha dura realidad a las espaldas dando de lleno en plena linea de flotación. Miren, ahora les contaré el chiste; tomen su copita de orujo, y aguarden. Papá! ¡Papá! En el colegio, en la clase de informática, me pidieron que para mañana explique la diferencia entre 'virtualmente' y 'realmente'. Bueno... Pregúntale a tu madre si se acostaría con otro hombre por un millón de dólares. El niño obedece: Mamá... ¿te acostarías con otro hombre por un millón de dólares? ¡Por supuesto! ¡Papá! ¡Papá! ¡¡¡Dijo que sí!!! Bueno... Ahora anda y pregúntale a tu hermana. Anita, ¿te acostarías con un hombre por un millón de dólares? ¡Claro que sí! ¡Papá! ¡Papá! ¡¡¡También dijo que sí!!! Vale y pregúntale también a tu hermano mayor . Paco, te acostarías con un hombre por un millón de dólares ? pues claro tío !!!  Papá Papá él también ha dicho que sí !!! ¿Ves?... 'VIRTUALMENTE' tenemos tres millones de dólares, pero REALMENTE en casa sólo tenemos un par de golfas y un marica. 
Pues eso, quiero probar ese maldito disfraz de la felicidad virtual. De igual modo, no estaría de más una orden de deportación para Belén Esteban, Ramoncín, J.J. Vázquez, los cantautores burgueses, los Matamoros, Jiménez Arnau, Carmen Martínez Bordiú, Pablo Motos, Terelu Campos and mommy, Falete, Teddy Bautista, Miguel Ángel Rodríguez, Eduardo Serrano, Salvador Sostres, Juanjo Puigcorbé, Marta Sánchez, Bebe, Bustamante, Melendi, Juan y Medio, la suegra de Cuéntame, José Mota, Kiko Rivera, J.J. Santos, Herman Terstcht, Isabel San Sebastián, toda la saga Ostos, Karmele, Eugenia Martínez de Irujo and mother, Victorio y Lucchino, el administrador de la finca de Hortaleza, mis arrendadores, el director de la oficina de Bankinter de Fernando VI,  el euribor, el ex-marido de mi amiga Diana, la ex-novia de mi cuñado Javier, la ex-mujer de mi amgio Juanma, los hijos de mi colega Karim (el inglés), su ex-mujer, y cuantos cabrones por metro cuadrado, estimen necesario. 
Hay otra cosa que me da un poco de embarazo. Esa cosa rara y cursi de la conciliación familiar. Paso alrededor de 10 horas al día fuera de casa de lunes a sábado, y cuando llego a casa hecho unos zorros no estoy para dar mi mejor versión; bebo cerveza y como jamón ibérico de bellota, y hablo con María. Esas son mis grandes satisfacciones. Luego, veo a gente repulsiva en la tele o leo a escritores rusos que ya no lee nadie como Dostoievski  o Chéjov. Algo no está bien. Mírenme este tema por favor, pero no lo hagan con Ana Botella y Letizia Ortiz, ellas no lo entenderían. Por exceso, cuando tengo un día libre como el domingo, de vez en cuando vienen los cuñados a comer a casa, y mi sobrina Claudia disfruta encerrándome en el balcón, y ríe maléfica tras el ventanal, con mi i-phone en la mano. Me tiene tomada la medida, enderécenla por favor, sus únicos intereses en la vida son mi teléfono, mi espalda y mi heroísmo.
Tengan en cuenta, si les parece masiva mi petición, que también les solicito muchas carencias, que vienen a ser demandas de omisión, y que es la primera vez que les escribo, y nací en los setenta; ya ha llovido. Y por último: sepan ustedes que virtualmente soy una pedazo de persona, así que si me dan unas cuantas realidades, igual les compensa, a ustedes, y a la humanidad.  


lunes, 5 de diciembre de 2011

La Bardemcilla, el Esfuerzo y la Obesidad Mórbida.-

Hace muchos años, cuando Javier Bardem era simpático y hacía películas tremendamente buenas y coherentes como Los Lunes al Sol, y Carlos parecía a ratos un narcotraficante, a ratos un cura mexicano, coincidí con ellos en una fiesta en un piso de Plaza de España. Me parecieron buena gente, sobretodo Carlos, con él que me di al whisky con coca-cola y a la literatura y a las muertes ejemplares, su reciente novela, que yo no había leído , ni tenía interés, ni he leído a día de hoy. En otra cosa no, pero en literatura soy muy selectivo, me la juego poco, existiendo John Fante, Bolaño, Dostoievski, Auster (que para mí no está sobrevalorado), José Emilio Pacheco, Gonzalo Hidalgo Bayal, Luis Landero, Dickens, Sabato, Fitzgerald y Allan Poe, valga como paradigma, no hago muchas apuestas. Luego, Carlos dejó de lado su novela y me animó a que fuera a la Bardemcilla. Y fui. Miren, a mí la Bardemcilla me causa cierta repulsión, o mucha, no sé, en primer lugar porque soy rencoroso de los triunfos de los apellidos famosos, en segundo porque esa leyenda de café latino me traslada a Bisbal, Alejandro Sanz y Miami beach, categorías que yo acostumbro a despreciar, y en tercer porque a cinco de diciembre de 2011 no me resultan entrañables ni los destinos ni las resoluciones de la saga Bardem, y no me gusta mucho lo que se come allí, pudiéndolo comer mejor y más barato en la Taberna el Nueve, de la calle Justiniano, por ejemplo. Ah, y otra cosa, no me gusta que los platos se llamen como las películas y que los restaurantes sean como museos lucrativos. Ahora hablaré de gordos.
Segundo desprecio. Me embargó el domingo cierta tristeza, cuando pasé al lado de Casa Labra y vi cuatro o cinco gordos, muy, muy tocinos, pura manteca, con chándal (y ninguno venía del jogging) haciendo cola para comer bacalao rebozado, croquetas y grasa de cerdo. Adoro la palabra gordo y detesto la palabra mórbido, así como el mundo mediático de la gordura. Ni Chenoa está estupenda, ni María Teresa Campos, ni Terelu, ni la Rosa ésa de Operación Triunfo que siempre habla con un mazapán en la boca. Creo que vivimos en una sociedad que compadece mucho al gordo y desprecia mucho al drogadicto, por ejemplo, y no me parece bien. Sentir lástima y alentar a un gordo me parece una injusticia y una putada, primero porque nadie le obliga a ser gordo y segundo, porque no es sano el sedentarismo y la trash food, pero en fin, lo que me irrita y de lo que quiero hablar es de la obesidad mórbida. Sobretodo la demanda de la operación, y el círculo vicioso de la gente que padece esa enfermedad. Más o menos es así: el gordo aún no es berraco pero se cansa con facilidad, y la disminución de la actividad física juega en paralelo con la depresión. Solución: ponerse hasta el culo, compulsión se llama. Se está engendrando un monstruo y hay que reducir el estómago porque la peña está a un tris de buscar las tablas. Reitero: no me malinterpreten; tengo mucho respeto por todas las enfermedades, pero joder, esto me parece un estereotipo de la degradación humana, es decir uno no pasa de 55 a 160 así por así. Muchos kikos, muchos donettes, mucha bollería panrico, mucha mierda, en un mundo donde la fuerza de voluntad y el éxito parecen vivir en extremos opuestos, un mundo donde todo se quiere adquirir a corto plazo, al instante, un mundo donde se disculpa al gordo y el spot de dunkin donuts lo hace un chino anoréxico. ¿Puede haber más falsedad publicitaria? ¿Puede ser más cínico el universo? Me da la impresión de que hay dos tipos de enfermos, los alentadores de gordos, es decir aquellos que estimulan la carnosidad porque la vida son dos días y quieren verlos felices y triperos con un cucurucho de porras, y los mórbidos, que son seres degenerados en  monstruos tremendamente débiles e infelices. Y reincido en el quiz: el mundo sería mejor si el triunfo y el esfuerzo se miraran de vez en cuando a los ojos, y por eso tampoco me gusta la Bardemcilla, por la instrumentalización de una saga que permite mitigar los esfuerzos. Qué le voy a hacer.




jueves, 1 de diciembre de 2011

El Oso de Tous.-




Yo acostumbro a maldecir aquel trágico día de 1985 en el que Rosa Tous encontró un oso de peluche en un escaparate, y sintió tal fascinación que decidió hacerse millonaria a través de los perfiles oseznos, pero eso es principalmente porque soy un envidioso y no le veo la gracia a la vida pusilánime, insustancial y próspera de determinados logos. Entonces me doy a las tribulaciones sin llegar al llanto, y me invade una carencia de no sé qué, que qué sé yo, que poniéndome estupendo llamaré sensatez estética. Supongo que ya han intuido que odio a ese oso, que no sé si es osa, o vive en oros lésbicos, homosexuales o cueros heterosexuales, porque atendiendo al matrimonio, no me dirán que no  parece una de esas parejas donde él parece marica, muy marica, y ella lesbiana, muy lesbiana. Y el oso, inversamente proporcional de valoración estética porque es horrible, frente a la generación de parné, porque el cabrón del oso se vende en unas cuatrocientas tiendas de unos cuarenta y cinco países. 
Entonces convendrán conmigo, que cierto talento empresarial sí que hay, pero como nadie dijo que el marketing fueran sincero, yo estoy muy convencido de que ni siquiera a esa especie de matrimonio hermafrodita les gusta el oso, que todo obedece a unas hazañas personales, a apuestas, proezas y risas generalizadas de toda la compañía, y que están hasta los huevos de él, solo que no pueden desprenderse porque es el oso generoso y les da, y mucho. Aparte, considero que no tienen muy unificada la imagen de la marca; simplemente llevan un camino de disparidad acojonante. Primero, con Eugenia Martínez de Irujo, luego Kylie Minogue, y ahora Jennifer López. Ya me contarán los paralelismos. Igual eligen a Falete el próximo año, que sí parece un oso flamenquito y tunante.
Miren, aunque parezca lo contrario, yo admiro esta gente. Escrutando información me entero de que los Tous se arruinaron por completo dos veces antes de sus ascensos económicos, en fin, antes del Oso. Siguen en Manresa y viven en un chalet de gente más o menos pudiente, pero no de megamillonarios, aunque yo no les puedo perdonar el suicido estético, el holocausto osezno de tanta gente en este país, que no sé que ve en la perversidad de un oso de belleza incierta, que se mercadea y piratea de aquí a la China.
P.D. Ahora viendo la foto, juraría que tiene tetas. Osa.