miércoles, 16 de marzo de 2011

No Le Querían Fiar.-

El otro día me fui de cañas a la taberna del Congreso, y creo que nunca había visto tanta gente de rarezas mórbidas y rencorosos reunidos en cuarenta metros cuadrados. Sí, una vez, ahora recuerdo, en una fiesta de Sanlúcar de Barrameda, durante las Carreras de Caballos. En fin, al tema, al recreo de la Cámara. Había una rubia a la que llamaban E, o Thatcher, como  vi que la requería un pelotari de Génova. Dijo algo de un puesto que habían dado en Caja Madrid, y que de esta forma se lo quitaban al "hijoputa". Vaya con el vocabulario de la señora, pensé, si parece una ama de llaves de Bristol. Es una taberna, no le demos importancia. ¨Hijoputa" es una palabra muy de tasca, y muy de lugares donde abunda ese género, y  está tan admitida y aceptada que viene a ser parecido a decir hola o maricón. Lo peor vino luego.  Uno con bigote que se parecía a Jeremy Irons, pero en feo y a lo españolito. Ah, ese fue presidente, corroboré. Hablaba mucho, reía como un conejo perverso y bebía Valdepeñas.
- ... Los letreros me los pasó por el forro. Te puedes creer que ahora por las autopistas hay unos letreros que te dicen cosas, gilipolleces como: no podemos conducir por ti... Y yo siempre pienso: y quién te ha dicho a ti que quiero que conduzcas por mí, soplapollas?… Pues eso, quién te ha dicho a ti las copas de vino que yo tengo o no tengo que beber, déjame que las beba tranquilamente mientras no ponga en riesgo a nadie, ni haga daño a los demás...
Joder con el conejo pérfido, si nos ha salido anarquista, le comenté a mi colega. Siguió hablando, y bebiendo vino.
- ... A mí no me gusta que me digan: no puede usted ir a más de tanta velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, no puede usted comer esto, debe usted comer esto, debe usted evitar esto, no debe usted beber esto y además a usted le prohíbo beber vino, ni la madre que me parió… No, no, mire usted, esa no es la solución.
Hostias, este a su padre le hacía cortes de mangas, sería medio okupa, susurró mi amigo.
A continuación apareció otro tipo que no sé si se parecía más a Mr. Bean o a Joker. Tampoco sé si estaba un poco borracho o era un poco panoli. Confundía los verbos con frecuencia, y cada vez que quería decir apoyar, pronunciaba follar. Era fatigoso en la conversación, abría mucho los ojos y tenía las cejas alzadas, como una alegoría de sobresalto continuo y una sensación de no enterarse de nada.
Cuando me levanté para ir al baño y vaciar un par cañas de la vejiga, vi a un hombre rechoncho y con cara de bollo. Parecía un carca de cortijo andaluz.
- Viva Honduras, viva Honduras - gritaba con ese tono entre melancólico y alucinado de los militares retirados.
- Viva - vitoreó al son uno que hablaba con la c, y parecía un niño grande, pese a superar los cincuenta. Se parecía un poco a don Pimpón pero era más espigado que aquel muñeco peludo, y no tenía la panza de ese peluche torpón. Dejó sobre la barra una copa de orujo gallego y habló algo de una comitiva militar
- Mañana tengo el coñazo del desfile…en fin, un plan apacionante. 
Debían ser de derechas, porque se les acercó un tipo con el pelo blanco y gafas de botella, un Richard Gere muy desmejorado y bastante grosero. No me gustó nada. Parecía un mindundi con aires de grandeza.
- ¿Por qué hay tantos tontos de los cojones que todavía votan a la derecha? - le preguntó a aquel miliciano inactivo que la había tomado con Honduras.
Y luego entró otro al trapo de no sé qué, empeñado en que el metrobus no existía, cuando todo el mundo sabe que eso no es un hecho refutable. El metrobus es algo tan verídico y evidente como que aquel patio del congreso estaba podrido. Antes de que fueran a por nosotros y pudiéramos terminar tan ulcerados como ellos, nos fuimos, pagando, 1,50 por cada caña y 1,40 por el café. Mr. Bean sacó un poco de calderilla para pagar una ronda. No le llegaba. Me dio pena, todo le parecía caro y no le querían fiar. 


4 comentarios:

  1. jajajja... pues en Sevilla sí hay un metrobús para unos escasos 3oo metros a la sombra de la Catedral y la torre mora. ¿O lo llaman metrosol, metrocentro? y unas Setas enoooormes y todo. Y enanos.. porque se nos verá muy chiquetitos.
    ¿Por que los tontos votan a la derecha? no sé, ya me gustaría saberlo. Supongo porque sus mujeres quieren ser todas rubias y con mechas. Ese líquido perverso tergiverso tiene si influjo. no te creas.

    ResponderEliminar
  2. Estos eran nuestro políticos, el último, consejero de transportes en la comunidad de Madrid, anunció eso, que el metrobus no existía. Manda huevos, como dijo el de Honduras.

    ResponderEliminar
  3. Madre mía (madre patria), desde luego que está la situación fina por ahí?

    La verdad es que leyendo esto, a pesar de la lluvia, hijo, que bien vivimos por aquí!! Por lo menos no se oye tanto mal hablar (claro que será porque es en ingles y suena mas fino!, ja, ja)

    Un besazo X

    ResponderEliminar
  4. Me alegro Angélica, aquí la mediocridad política es algo tan lamentable como apasionante, más lo primero que lo segundo, pero nos lo pasamos bien. Un besazo.

    ResponderEliminar