domingo, 6 de marzo de 2011

Ricos Nuevos, Parranda y Créditos.-





Vengo congelado de la moto por Madrid, y con cara de pocos amigos, porque el lunes se asoma por la ventana. Vienen curvas. Este fin de semana he visto unos cuantos.
Finales de los sesenta, principios de los setenta. Todo vino rodado, lo bueno y lo malo, el proceso de Burgos, Massiel, los payasos, el Cordobés, Serrat, Torrebruno, la industrialización y cierta bonanza en la economía derivada del impulso mundial y la emigración masiva. Y salió aquel títere con voz de pito que nos tuvo contra las cuerdas cuarenta años, a explicarnos que ya eramos ricos, y además, debíamos mostrar toda la apariencia. Franco, aquel retaco fondón que hablaba inglés como mi abuela, fue el inventor de la riqueza cateta, del rico nuevo y de la aberración del dinero en general. Todo, como garante de su dictadura frente al exterior. Con Paco, llegaron los bancos cargados de créditos, y los españolitos nos compramos la tele, el 124, comimos langosta, criamos los pavos en casa (juro que tuve un vecino que tenía un pavo en su piso y lo mataba en navidad), vimos a Lina Morgan en el teatro, dimos de lado al bacalao (para recuperarlo años después a precio de delic) y sacamos el reloj de oro por la ventanilla del coche mientras fumábamos winston americano. Ricos bastante catetos, tras el hambre, la posguerra y la miseria que nos abordó previamente. Y ahí hemos estado mientras  nos han dejado, viendo camareros convertidos en alcaldes corruptos, electricistas en ministros, analfabetos en concejales, hemos estado especulando en mitad del burbuja inmobiliaria, forrando a las marisquerías y conduciendo coches de pompa alemana que han estado fabricando nuestros emigrantes, aquellos que nos dejaron terreno libre para la opulencia. Hasta reventarlos, iremos a por el pan en coche, a mear, a por el periódico, a dar una vuelta el domingo al campo de tiro, en plan Torrente. En un país donde se piden créditos para la feria de Sevilla, y ver a un lector en un parque es una irregularidad social,  donde la cocaína es guay además de razón de exuberancia, y se han venido atando los perros con longanizas, donde las farolas lucen hasta el amanecer, se lee poco más que las cortinas de humo y el as, y se mata la gente en coche al salir del after. En un país tan mal educado, el rico nuevo asoma los cuernos al sol, se compra un iPad para colocarlo encima de la tele de plasma y LCD, tunea el coche y tiene el frigorífico lleno de viandas insalubres. Solo importa la vida de cara al exterior. Y a Dostoievski, ni le conocen, ni ganas. Franco, qué mal ejemplo. Otro fracaso de un ingeniero social.







7 comentarios:

  1. jajajajaja franco hablando inglés es todo un lujo. No te preocupes, no son los únicos, acá Pinochet nos dejó igual y peor, porque creen que somos mejores que los vecinos (acuerdate de lo que escribió Bayly sobre los chilenos, tiene TODA la razón)...
    No están solos!

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  2. Una dictadura deja su sello, siempre. Abrazo

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  3. Jajajajja, Franco y su particular "burbuja inmobiliaria". Muy divertido el texto pero yo lo único que encuentro es similitud de comportamientos debido a la incultura, en ningún caso una herencia de comportamientos (aún dejando su sello la dictadura)..., para qué voy a estudiar y formarme si puedo ser político.
    El vídeo del final no tiene desperdicio.

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  4. Debería existir un estudio sobre la psicología del español, de su cultura. No sé hasta qué punto es Franco el responsable directo de ese acomplejamiento que nos lleva al exhibicionismo y a las tonterías más absolutas... Yo creo que algo traemos de fábrica, la incultura qué mala es...

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  5. ¡Qué fuerte, el video parece de coña!, es que a veces ser español da verdadera vergüenza ajena, menuda imagen de España que teníamos con semejante ser gobernando el país y si, ¡qué daño a hecho!, él y sobretodo la superficialidad y la ignorancia.

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