lunes, 31 de enero de 2011

A su Siglo.-


A propósito de una excelente entrada de Benítez Reyes (no tiene desperdicio,se come todo, manjares de la vida)http://felipe-benitez-reyes.blogspot.com/2011/01/restaurante-literario.html , recibo con emoción la gloria literaria que trajo al mundo el siglo XIX, y vuelvo a caer en la cuenta de que de un tiempo acá se está comiendo mucho rollito ordinario de caspa y silicona y mucho huevo relleno de roña. En este país se come mal, caro y el servicio es de puta pena. La carta es para tomarse muy en serio la opción emigratoria. La pechuga de Esteban, las almejas aliñadas de Gran Hermano, el lomo de cebón de Losantos, las ostras rosadas de Sostres , la gamba blanca de Cantora, los sesos de Malaya  y los mc-freaks rebozados en salsa rosa son viandas de batalla, feas e indigestas como un potaje de líquido de frenos. Habla F.B.R. en su artículo de autéticos delicatessen de la alta cocina europea y menciona suculentos manjares como el paté de Poe,  las pechugas de pavo de Wilde y la cocochas de esturión al Dostoievski, dónde va a parar en relación a la junk food precedente. Y me pregunto  si Wilde se comería la tostada de Zerolo con mermelada de  Berkana, si Poe aceptaría una papilla púbica de Dragó y si Dostoievski se manducaría un tostón de Falcones o preferiría un revuelto de Zafón. Como primera respuesta, me viene, y rápido, que se irían a su siglo. Corriendo. O en la primera locomotora de la mañana.


PD.- Siento la errata, Poe era norteamericano


2 comentarios:

  1. Pues sí, en españa se come muy mal literariamente hablando, porque gastronómicamente no nos ganan, será para compensar ;P

    dirty saludos¡¡¡¡

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  2. Salvo que algún día nos invada el nitrógeno como aperitivo del vermouth

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