martes, 11 de enero de 2011

Bolaño y la Leyenda.-


Ya vamos encontrando la respuesta acerca del categórico éxito post mortem de Roberto Bolaño en Estados Unidos, y en casi cualquier lugar del planeta. Para eso le he estado dando a la tecla del google y he sobado unos cuantos periódicos viejos. De 2666, destacar que los yankis, esos tipos tan blindados frente a la literatura que no sea made in USA, le dieron el premio  a la mejor novela publicada en 2008, otorgado por el Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos, y tanto elogio y tanta publicidad de la buena,  la convirtieron en un best seller.  Los norteamericanos, que no son unos sibaritas de lo extranjero, han diseccionado por aquí y por allá, y han hecho sus cábalas y estrategias  hasta desarrollar un complot para relanzar a grande del Universo a Bolaño, ahora que de poco le sirve. Ahí van algunas respuestas. Les ha molado que muriera jóven, eso de buscar las tablas con 50 palos y dejarse los ojos en los papeles hasta el último momento ha tenido su peso. Han investigado sobre su leyenda y determinaron que había que elevar a apología las derivaciones de su vida maldita. Dijeron: nos vamos a creer lo de perseguido político, por supuesto también que era adicto a la heroína, que era un marginado literario del carajo, y porqué no, mucha de su buena literatura nació de su época de indigencia. Además fue vendimiador, vigilante de camping y vendedor de bisutería, tiene bagaje de muerto de hambre, y eso vende, fundó el infrarrealismo para darle en los morros a Octavio Paz y cagarse en los convencionalismos de la literatura mexicana, y se emborrachaba habitualmente en el Café La Habana. Por otra parte, desde el punto de vista formal, leo que también su éxito radica en sus modelos literarios, muy norteamericanos, y muy acorde su prosa para funcionar en inglés. No sé si es una chorrada, pero posiblemente lo sea.
Entonces, en cierto momento de la vida, con el pobre Bolaño criando malvas, aparece un editor yanki, que lo mete todo en la coctelera, y va agitando con mucha seguridad y mucha conciencia de que tiene el elixir del estrellato. Se está fabricando un escritor de éxito, muy vivido y muy trallado. Mola, pero la obra de Bolaño necesita poco, ella solita se defiende  sin mucha ayuda americana y se soporta bien, sin tambalearse lo más mínimo, y con estas historias del malditismo y las paranoias pienso que le acabarán rebajando mérito a una obra sobrada de calidad por todos lados. 
Me da rabia que no tuviera éxito en vida, si se murió con lo mismo que ahora le eleva a los altares. Ya había creado Llamadas Telefónicas, Los Detectives Salvajes, 2666, Estrella Distante, La Pista de Hielo y El Gaucho Insufrible, destellos de la realidad de la literatura grande y omnívora, escrita con mayúsculas, que sabe donde va, de donde viene, y no da lugar a vacíos o espacios dudosos, todo tiene un porqué y sirve para algo. A los que no se cansaron de decirlo, como Javier Cercas, enhorabuena, pero de poco sirvió. Se fue austero, modesto, y con pocos cheques cobrados, lo cual me parece una mala jugarreta del destino, por no decir una putada considerable.
Pero hay otra realidad paralela. Bolaño sí conoció el éxito en vida, y claro que lo ingirió, lo masticó y lo gozó. Lo conoció porque era un escritor de verdad, y sabía que el éxito y el fracaso eran lo mismo, sabía que llevaba dentro un triunfo personal y que el arte tiene buena gloria después de la muerte, y sobre todo sabía que había escrito varias obras maestras. Él lo sabía. Ni siquiera Herrralde sabía mejor que Bolaño, que para un escritor verdadero el gran triunfo está en la obra maestra.
Bolaño se murió, como él mismo bromeaba, de una cosa muy vulgar, una insuficiencia hepática, que ni siquiera llegaría como noticia a las musas. Qué arte.
Y le fueron construyendo la leyenda.


No hay comentarios:

Publicar un comentario