viernes, 28 de enero de 2011

No Es Lo Mismo.-

Hoy me olvido del amor y retomo la parte idiota del mundo, aunque se que llego tarde. La noticia avanzó una o dos semanas atrás bien coordinada con otras sandeces que acaparaban el universo, pero uno no puede estar a todas cuando tanta idiotez desborda el planeta.  Veamos pues la culpa en un amigo de Sinde, otro plasta de la propiedad intelectual, que primero hizo canciones de amor adolescente, y en ese recorrido que llaman las folclóricas carrera del artista, llegó a hacer un rap indecente, incluso perverso con las raíces reales, con ese dolido sentimentalismo latino que da tanta grima, de estreñido crónico, y nula fidelidad a aquello que implantó con tanto éxito la comunidad negra de Estados Unidos. Una patata de rap. En Queens andan todavía con mosqueo del copón. Ah, que también había soul y ritmos cubanos, qué intrépido, guau. No Es Lo Mismo, Alejandro Sanz, no lo es. Nada tienen que ver, los derechos de propiedad intelectual con los derechos de los niños africanos. Muchos hemos aprendido la lección de que se puede tener éxito sin talento -quizás ahora me mataría alguna amiga fanática-, y enhorabuena por los padrinos y tus solventes reuniones con las discográficas, pero mejor dedícate a tu próximo disco, y te haces unos duetos con Melendi  y Lolita, y os ponéis hasta arriba de whisky en el avión a Miami, pero controla a Melendi que la lía por poca cosa y le mete mano a las azafatas,  y luego enuncias chorradas de este calibre, en privado por favor. Establecer una analogía  entre el derecho a la vida de un niño negro con la soporífera canción de los derechos autor demuestra una anemia no solo de espíritu sino intelectual, más para alguien que se precinta en el envase de los artistas, porque sí, porque le sale del área testicular, y porque es colega de Paco de Lucía, coño. Eso, chaval, es como darle un vaso de leche a un niño de Togo y ponerle un Cartier en la muñeca, mientras le miras la mano de negrito pobre y le rehuyes la mirada, porque impone, y porque no hay cojones.
De derechos de autor, sé poco y me importa un carajo, dicho sea, pero habrán de adaptarse a las nuevos tiempos, paralelos al gran boom de la comunidad internet, he de suponer. Sí sé en cambio que la vida de un niño enfermo de SIDA ha de defenderse de manera pasional, frontal y burocrática -cómo no- . Sí sé que el científico del pop latino -acabará mezclando heavy metal y vallenato, si no, al tiempo- demuestra conocer el precio de todo y el valor de nada, que precisamente la propiedad impide acceder a los niños enfermos a las vacunas antirretrovirales -todavía los laboratorios no viven del aire-, y que hay tipos que viven de lujo y duermen en los hoteles de Vendome gracias a las propiedad intelectual mientras la infancia africana se pule la vida entre hambre y enfermedad gracias a la ley de la oferta y la demanda. No es lo mismo arte que hartar ,no es lo mismo ser justo que ¡qué justo te va!..dice el poeta SanzY luego las putas visitas a África con el Hola, la tele y la prensa amable. Qué repelús. Otro día que me dan ganas de emigrar.

4 comentarios:

  1. No puedo con éste enano cabezón, no puedo. Tio Gilito al menos leía, el enano cabezón sólo acumula monedas y ni una sóla neurona.
    Salu2

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  2. A mamarla, como diría Pepe Sancho.
    Abrazos

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