sábado, 15 de enero de 2011

Corre por la Banda: son Iguales que Berlusconi.-

El mundo es sectario. Todos somos de un clan o pertenecemos a algún grupo. Yo por ejemplo soy seguidor de Mahou y de un equipo muy difícil de llevar, el Atleti. También hay fieles de Gran Hermano, de Starbucks, de la cocaína y de Santiago Segura, cuyo emblema es ir de guarro por dentro y por fuera. Hasta el insufrible Pablo Motos tiene adeptos. Somos todos tan distintosTambién hay fieles, que lloran viendo Sálvame, y luego se van a bailar bakala a Silikona, antes de reventarse drogados en un after.
Después van las cosas serias, las sectas de verdad, las de los sadomasoquistas de Jesucristo, las de Satán y las de esos semi-dioses de la tierra que o bien te follan, o te sacan el mal del cuerpo o te iluminan de por vida. O todo a la vez. Luego está la gente que quiso salvar su mierda de vida ingresando en una secta. Una vez, un tipo tuvo que sacrificar a su gato y enterrarlo en un jardín para limpiar su alma, y empezar a copular tranquilo en la nueva vida, con todo ser vivo que se moviera y fuera penetrable. De pasar la tarde en Mercadona, a la aventura sórdida y misteriosa. En nuestro país hay más de doscientas sectas muy chungas y muy cutres, con los peores muebles del Reto y los locales más precarios del universo. A menudo lo he visto en la tele, cuando aparece al poli dando patadas a las puertas. Los líderes de las sectas suelen ser  gente así: 








No les des ni la hora. Vete al FNAC a leer gratis Mi Perro Idiota, de John Fante y a escuchar lo último de Vampire Weekend, y luego tómate ocho cañas con los amigos para que se te pase la vena sectaria. Corre por la banda, al estilo Dani Alves, y te dejarán tranquilo. Les pierde el capital y el sexo, como a Berlusconi. Son iguales que Berlusconi.

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