viernes, 21 de enero de 2011

El Poema de los Héroes.-


Hoy vengo a hablar de amor. Por un día, pasaré por alto mi irritación con el mundo y la amplia fracción de idiotez que lo abarca. Recuerdo que en mi adolescencia garabateé un papel con el amor no correspondido. El desamparo frágil del púber frente a una imagen lejana, huidiza, y corrosiva en las entrañas sentimentales. Una asfixia psicológica que atormentaba, como si ella fuera un todo irreemplazable por cualquier otro ser del universo femenino. Maldita la estampa de aquel poema cutre, cuanta mentira engendraba, cuanto desengaño, cuando ahora veinte años más tarde, no iría ni a tomar un mísero café con aquella falsa utopía adolescente. Hoy recordé  que un día pensé que los poetas siempre estaban tocados por el desencuentro de la pasión, y eran gente blandita con miedos para enfrentarse al teatro del mundo, y por eso se hacían poetas, y me vino todo de golpe al encontrar una frase mitológica de Gabriel García Márquez. "El corazón de un hombre tiene más cuartos que un hotel de putas". Pero un poeta inseguro y cobarde, es decir suicida de dieciséis o un tarado mental de quince, posiblemente piense cuando le jodan el alma por amor que todas las habitaciones de su corazón están vacías. Y los corazones son grandes, y todo el mundo tiene uno.  Ya lo dijo Audrey Tautou, "Incluso las alcachofas tienen corazón". Pero ellos pensaron que era mejor buscar las tablas, dijeron un mal año a una mala hora de un mal día. Pobre gente. Poesía cutre de tiernos efebos, amores desubicados, qué bien os habéis entendido con la muerte prematura. Esos no son los poetas de verdad. La vida era otra cosa, y los poetas también.

¿Quiénes son, pues? Aquellos que vencieron a la adversidad, los que tantas veces le ganaron el duelo a la muerte. Ya lo aventuró Benedetti  en una gesta heroica  que daba ganas de abrazar al declarante y llevárselo de copas hasta bien entrada la madrugada: "en fin, estoy jodido y radiante, quizás más lo primero que lo segundo, y también viceversa". Son los que tuvieron que abrir otra puerta y sudaron sangre en el camino, son los hombres que peregrinaron por la noche hasta acabar vencidos, borrachos en el primer calor humano que les cobijara, son los que vieron florecer el universo en un florista hindú que vagaba por los bares, son los que tienen más habitaciones en el corazón que un hotel de putas, son los exploradores del universo que van repartiendo besos, radiantes y diferentes. O viceversa.




5 comentarios:

  1. Muy bueno, muy cuidado. Esto no es una crónica de sociedad, son reflexiones intimistas que se agradecen por su sinceridad.Mi sobrino preferido está muy leído, aparte de muy escrito.

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  2. Y un corazón diáfano? Imagino que sería como una orgía de amores y desamores de pasado, presente y deseos y recelos futuros, una buena razón para tirarse por un puente.
    Mu chulo, salu2

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  3. El corazón diáfano tiene demasiada luz, uno se tira de un puente cuando no ve, corazón opaco. Abrazo.

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