viernes, 21 de diciembre de 2012

Los Gays, Belén y Tal.- (9)


Belén camina de la mano de su hijo por un pasillo de baldosa hidraúlica; y el buzón sigue diciendo Sidi Abdallahi, un tipo que nunca recibe malas noticias del cartero aunque el mensajero solo le quiera buscar para darle malas noticias, es decir que le están buscando los judiciales, los nacionales, los fiscales, los sociales y todos los adjetivos de la burocracia chunga y apremiante; hasta la tumba. Y cuando el aparato persuade, la vida sigue, y la vajilla del IKEA sigue lavándola sola Belén, mientras el enano se entretiene con la tragedia de telecinco y con la Nintendo cuando hablan de la crisis económica, porque ese bochorno no sensibiliza ni intensifica el interés de los niños de tres años y medio. Un día le diré a Belén que esté pendiente de los putos locos de telecinco mientras Sidi está delante de la pantalla; lo haré. Conneticut, Madrid Arena, los hijos muertos de José Bretón, Yeremi Vargas. Es un crío, Belén. Una criatura hermosa y pura, no le des carnaza; sabes que me mola cuando lo aúpas en brazos y te lo llevas al salón y le hablas como a una personita mayor, y me quedo extasiado, feliz escuchando. Qué comemos mañana Sidi. Qué secreto tienes para mí hoy. Porque yo lo sé, cuando sales de la cocina y apagas la luz y la tele, se manifiesta vuestra vida íntima y vuestros enigmas, justo después de retirar los trocitos de pescado y verdura del desagüe, y frotas fuerte con el fairy; y después siempre suspiras, y le abrazas, y todo eso tan bonito entre madre e hijo, de pasteleo y afectación cuando la mamá no es una malparida hijadeputa y el niño no es un psicópata. Pues vosotros sois guays, Belén.
Los vecinos más inmediatos de Belén son los gays estilo cura misionero. Puerta con puerta. Pero encima vive otra pareja homosexual. A veces parece que tienen un gimnasio y a veces parecen los dueños de una tienda de anabolizantes, y casi siempre cuando están con sus amigos del clan, su mundo se vuelve muy, muy, muy maricón; y aunque son gente que podrían matarte solo con el pulgar y el índice a medio brío, son unos tipos estupendos, Dani y Edu, idénticos, homogéneos e igualmente proporcionados porque han moldeado la musculatura en la misma trayectoria, y a veces no sé si he visto a uno, a otro, o a los dos. El mismo corte de pelo de marine norteamericano, el mismo cuello de gladiador y el mismo culo apretado; ese culo medroso y achantado del gay del Gym. A mí me caen bien, y a Belén, mejor, Edu y Dani.
Cuánto tiempo tiene que estar la ternera en cocción para que quede blanda, pregunta Edu. En olla express, veinte minutos, dice Belén. Jo, yo pensaba que solo comíais arroz blanco y atún. Bueno cari, no exageres, comenta Dani.
En nuestra finca también tenemos a un drug dealer, a una transexual que se llama Vanesa y al padre de Piraña en Verano Azul; somos un universo híbrido y estamos abierto a todas las sorpresas.
Estoy desvelado. Son las cinco de la mañana y siento los aullidos de una gata drogada, Vanesa, en la calle Hortaleza. Maricón de mierda, maricón de mierda, no eres más que un puto maricón de mierda, te voy a reventar...Te reviento. Con garrafón y narcóticos los diálogos vienen a ser deficitarios y los colectivos del LGBT se pueden mosquear. Les explico. A partir de aquí existen los gays cool, los gays cura misionero, los gays culturistas,  los maricas de Chipiona, las transexuales nice y las transexuales malas, qué se yo, y ellos mismo se libran sus propias batallas intrínsecas como los partidos políticos y los sindicatos. En mitad del insomnio pienso en ciertas divergencias de la vida.  Puestos a imaginar, que en un ecuatoriano le llamara a un compatriota sudaca de mierda, un gitano racista, que un skin-head llamara a su colega por nazi de los cojones, que las prostitutas se reclamaran entre ellas como putas arrabaleras, o que los franceses hablaran entre ellos como gabachos merde frenchy; y tiene todo el absurdo que una transexual llame maricón de mierda a un camarada, sabiendo de primera mano todo eso que cuentan de los sufrimientos y la perseverancia para salirse del guardarropa donde se esconde la heterosexualidad. 
La policía está en la calle, a la altura de nuestro portal. Maricóndemierda se ha fugado y Vanesa sigue gritando como un huracán de la homofobia transexual. El viento viene con gangrena y huele delicioso a estofado de ternera; mis amigos los gays culturistas también son muy raros.



2 comentarios:

  1. Entre ambos, Belén y el niño, parece que tu portal es una consecuencia más entre palestinos y judíos. Hay por arriba y de lado, menudo trío; pero, en todo caso y llegado, seguramente le echarían una mano necesaria si en ello le hiciera al niño y a ella. Curioso que cuando paso por ahí cada madrugada es un mundo el de Fuencarral y Hortaleza que oyes lo que se cuece de boca en oreja.
    No entienden otro lenguaje que ése que tiene connotaciones peyorativas y que diciendo lo mismo el insulto significa diferente. Cuando uno de ellos lo hace así, a grito pelado, sobre otro ya es que ha sobrepasado la raya y el parné. Eso les dueles, rompen su silencio y se desmarcan del código de honor quedando rastreros en contradicción.
    Me duele el niño que como en Hortaleza ocho se va a criar de pequeño en un ambiente de alterne, para luego sentirse querido por todas y no amado por nadie...
    Eso.
    Breves

    ResponderEliminar
  2. Las trans pasadas de rayas las he visto muchas veces los sábados por la mañana, y los niños queridos por todas pero no amados por nadie creo también sé quienes son; abz

    ResponderEliminar