lunes, 10 de diciembre de 2012

El After de Belén (4).-


A veces la vida ociosa no es tan clandestina y ella se permite caprichos. Es domingo, son las once de la mañana y hay gente en casa de Belén. Quiero decir gente que todavía no se ha acostado celebrando la manifestación psico-química de la felicidad. No sé muy bien si Belén está drogada, está exaltada por la cocaína o es pura realidad esa chica que es por momentos toda ella linda y melancólica. Tras un intervalo de tres o cuatro minutos, mientras suenan Andy y Lucas. Deja de llorar y piensa que algún día un niño te dará, toda una fantasía, eso y mucho mas, porque tu no estas loca, loca ,loca, deja de llorar y sécate esas lagrimillas de cristal; vuelve Belén ahora con la lengua pesada. Lo importante es querer vivir y mirar al sol cada mañana. A mí los festivales de vergüenza ajena me dan mucho pudor y miro al otro lado, pero no puedo dejar de observar a través del patio interior, aprovechando mi carácter de sombra oculta. Los arranques de aliento, la euforia tóxica me da cierto repelús. 
Pienso en cosas muy raras, como la droga y el pluralismo narcótico, la pose de la cocaína y toda esa vanguardia hedonista que tienen muchos drogadictos de fin de semana, el cani-cool, las rayas, las pirulas, el vacío y el puto lunes. Y un Hyundai Coupe tuneado parando en el número 72 de la calle Hortaleza; se oyen gritos discrepantes. No es otra cosa que el sol y el colocón. Una chica sale del coche dando un portazo. Qué me olvides hostia. Oigo el interfono del piso de Belén. Ahora ha cambiado el tono de la fiesta y la única forma de solucionar la tristeza es empezar otra gran farra, o llamar al dealer, comprarle la felicidad. Me pregunto como puede dormir tanto Sidi.
Me voy al balcón. Una forma de ver mucho y no ver nada es asomarte a una ventana. La vida desde aquí es confusa, y es real. Observo una existencia envuelta en brumas, si bien creo entender que toda vida es una nebulosa de azares y carreteras. Surge el misterio para cada humano que galopa o anda extasiado por la calle. La ventana y el enigma. Empieza la función.
Como vivo en Chueca, veo a un transformista que lleva una cesta de espadañas (posiblemente) ¿Qué habrá ahí dentro? Por las hechuras que se perfilan en la base, podría ser un balón de fútbol (lo dudo), una sandía (tal vez, pero creo que no es época). Por un momento pienso en una gran teta de plástico, moldeable, pero recaigo en la inutilidad de llevar una sola pieza. Ah, a no ser que tenga otra en su casa, interiorizo. ¿Trabajará en el bar de la esquina, de shows de esos de maricas? ¿O será alguna cabeza de brujería para colocarla en un altar, dispuesta a mirar inerte el sacrificio de un gallo y el baile de un gigante negro de 200 kilos? Porque el transexual farfulla unas palabras, me temo que con lo que va dentro de la cesta.
Pasa un tipo con un esparadrapo al modo tenis sobre la cabeza, con una bolsa de la farmacia. ¿Qué le habrá pasado? ¿Le habrán intentado matar con un hacha? El color de su piel es amarillento. Por un momento pienso que esas medicinas son el peaje para salvar el cementerio. En silencio, pienso: buena suerte, y que no te vuelvan a tocar la cabeza en tu  vida. Camina con una decisión desmedida, como si fuera a cumplirse la hora de la primera toma de medicamento, o fuera a ajustar cuentas del hampa.
Un joven con una taladradora. ¿Qué taladro hará? ¿Será realmente para taladrar un muro o para quebrar el pecho de un hombre? ¿Estará bien de la cabeza o más pa allá que pa acá? O soy yo el que no centra bien. Coño...¿ no tienes una funda para llevar eso?...Me entran ganas de bajar y echarle la bronca: no seas tan grotesco, tío, guarda eso.
Un viejo con una bolsa de plástico (si se fijan bien, a los viejos les gusta mucho llevar bolsas de plástico). En la bolsa asoma la cabeza un pez grisáceo con los ojos parados y rojos, y esa expresión de horror de todo bicho acuático fuera del agua. ¿Cómo sería su vida antes del terror de la red? ¿Habría visto la corriente de algún tsunami? ¿Algún galeón hundido? ¿Le reducirá el colesterol al viejo?
Una joven sueca, o danesa, o de por ahí arriba, con un ramo de margaritas amarillas, parece un emblema curioso, bonito, de la primavera en Goteborg, por ejemplo. Y un mendigo removiendo el cubo de basura, y pienso que aquel recipiente de desechos es una vida residual, si bien pienso que todas las vidas son excedentes, o recicladas, o como demonios sean las vidas. No hay premio hoy en ese desorden de cochambre para la indigencia de Chueca.
Entras para adentro, y el cristal te refleja a ti, y tampoco sabes muy bien quien eres, porque todo es un enigma, tú, la vida exterior, tu casa y el mundo en general.Y cómo no, Belén y Sidi. Pero uno no puede estar toda una vida jugando consigo mismo al misterio. Y es hora de salir de casa; por ahora tengo un trabajo y una mujer, los valores del mendigo.

6 comentarios:

  1. jajajaja Muy bueno lo del pez :O) que cosas pensamos cuando vemos a la gente. Me encanta!!!

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    1. Sí, jajaja, lo te invento una vida en cinco minutos, me divierte, ja

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  2. Lo que da de sí un balcón dominical; muy "parménico" lo tuyo...
    ¿Diríamos que se "armó el belén", o la de "Sidi Ifni"?
    Breves saludos
    Deica logo...

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