lunes, 9 de mayo de 2011

Perro Frito para Indio Universitario.-



El otro día estuve escribiéndome con un colega indio, un contacto del Janpath. Me cuenta extravagancias con un matiz tragicómico, lo que a mí me gusta, y me inspira para profundizar entre los mundos  de esta malla infinita que llaman internet. Vale, que en la India no hay chuletones de Villagodio, ni de Ávila, ni de Kentucky, y de igual forma, el pollo no les colma sus tentaciones de la carne, y se están comiendo media producción mundial de verduras. Vale, pero no les vale. Ahora van a por los perros. A mí comerme un animal al que hemos convertido en medio persona con sentimientos y mimos, me produce una enorme repugnancia, más que nada porque vemos en un perro a un ser curiosamente sociable, a ratos educado, a ratos juguetón, a ratos obseso sexual, y casi siempre muy tontorrón (les excita) a poco que le acaricies un poco el lomo, porque a mí me da muchísima grima meterles la mano en la boca (juro que tengo una vecina de barrio que les da morreos), pero ello no quita que en Nueva Delhi vayan al perro de la calle, como quién va a la liebre o la paloma torcaz. Cazadores furtivos de perros bohemios y callejeros. Ya les habían avisado sus amigos de China y Corea, acerca de que los perros saben del carajo (a mí me da la impresión, haciendo un esfuerzo de entelequia canina, de que saben a  tierra, basura,  sopa de nido de golondrina, sobaco revenido, pienso y sobretodo a perro), y estos tipos, monteros de Nueva Delhi, que (ojo) no son indigentes, ni triperos, sino universitarios de carrera diplomática y masters en ciencias políticas, que salen de noche a la cacería del cucho, como quien sale de copas en plena cinegética de mujeres, le han cogido devoción al tema. Unos se van de perros, otros al mercadeo de la noche, y otros de putas.
En fin, unos cuantos testimonios. Que si no hay otra cosa, se zampan el perro callejero, pero que el auténtico delic de la gastronomía chucha es el perro doméstico. Que las asociaciones de defensa de animales están en alerta. Y no les falta razón. ¿Por qué? Por atrocidades humanas. Los colegas se van al cine a ver la última chapuza de Bollywood, y todo procede de esta manera: “Por capturar perros, claro. Aquí salimos por la noche, al cine, por ejemplo, y a la salida se nos acercan perros callejeros. Con un poco de pan, nos siguen.” “¿Pan?” . “Sí, sí, con pan ya basta, tío, esto es India”, ríen. “Nos montamos en un rickshaw. Los llevamos a casa y en un cubo de agua los ahogamos. Con una cuchilla de afeitar los desollamos y los freímos, con mucho ajo, jengibre y guindilla, porque el olor de perro es muy fuerte. Lo mejor es la grasa junto a los músculos. Bueno, lo mejor es la piel, pero aquí no podemos chamuscarla. Apesta. Un amigo lo hizo y, el casero, que vivía en el mismo edificio, se indignó. Por la mañana llamó a otros parientes y entre todos les obligaron a abandonar el piso.”
En la misma onda: “Hace un mes. Los vecinos indios de un amigo (es decir, indios típicos), que ya nos conocen, querían desembarazarse de su perro, porque se había puesto muy gordo. No es la primera vez que nos regalan una mascota. Son perros sanos, mucho más ricos que los de la calle. Un cachorro callejero, por ejemplo, es una pérdida de tiempo”.
Sigo indagando, y me encuentro con un caso de necrofilia de perro, es decir, desenterrar en el jardín del vecino a las pocas horas del enterramiento, el cadáver fresco del animal, porque era cachorro y obviamente doméstico, el más grande de los manjares de la cocina perra. Luego habla un tal Toshi: “Yo el último que comí era del vecino de unos amigos. No les dejaba dormir con sus ladridos, se hartaron y lo secuestraron. Lo llevaron a otro sitio, lo sacrificaron y lo cocinaron. Me llamaron y fui. Ya te digo que la carne de perro es algo adictivo. Te tomas una sopa de perro y por la mañana se te salen los ojos, te llena de energía”. “Es algo muy masculino, a pocas mujeres les gusta”.
Joder con el perro, parece pharmaton complex. Parafraseando a Kafka, con aquello de "todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro", creo que la culpa no la tuvo él, porque los hindúes le tienen la misma admiración que nosotros a Shiva, es decir ninguna. La culpa es de la restauración hindú, que da poco de si,  de las vacas sagradas, de Johnie Walker (India se bebe una grandísima proporción de la producción mundial) y de los chinos, cómo no, que están en todas. Y del aburrimiento, como ya fue anotado en este espacio: http://janpath-broadway.blogspot.com/2011/02/young-made-in-india.html

7 comentarios:

  1. Perro? Me gusta el sabor que describes, cómo lo describes, pero odio los matices de la carne, besos, Marta

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  2. AAAArrrrrrrrrrrrrrggggggggggggg, qué puto asco, Javier!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Ahogarlos en un cubo, pelarlos con la cuchilla de afeitar, freirlos con mucho ajo, jenjibre y guindilla para disimular el fuerte olor a perro frito..., esto es un asco que, para mí, no tiene parangón!!!!. Y soy consciente de la humanización del perro en nuestra cultura, pero no puedo evitar la mezcla de asco repugnante, pena y tristeza.
    ¿Lo siguiente será hacer un tinte natural con los jugos gástricos del perro?, porque a los humanos cuando nos da por algo o alguien...

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  3. Si que es un poco asqueroso...pero da que pensar!

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  4. Me too, Marta, bs
    Cualquiera sabe, estos indios te digo que están como una puta vaca,bs
    Repugnante, Blue, por ahora, bs

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  5. Cuando el hambre aprieta, el asco es muy relativo. Todo está en nuestro coco, mucho más tiquismiquis ke nuestro estómago.
    ( Qué asssssssssco jajajajaj)
    Besis

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  6. recuerdo la cara de asco de un Valenciano cuando me vio comiendo erizos de mar, no sé si por los erizos o por mi forma de chuparlos ...

    Valen

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  7. Ya Jeza, por ejemplo comemos cerdo por la misma razón que no nos inmolamos, y detestamos el perro para manduca, bss
    Los erizos son un delic de la vida, Valen

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