El orgullo siempre ha sido una cosa muy de autoestima y de reclamar una posición en el mundo. Salvo aquel soldado de Gran Hermano (siempre le ponían una pierna encima), Toni Genil, Paquirrín, las amebas, las lombrices y los bifidus activos (que son muy altruistas y solo ayudan en la digestión) todos hemos sentido alguna vez esa cosa del orgullo, o la vanidad. Yo creo que el orgullo cambia de apariencia según nos sople el viento de la vida. Ya sea porque en algún momento nos hemos creídos los reyes del mambo, o nos hemos tenido que levantar de la dentellada de la hiena, o porque en el paralelo de hacernos viejos está la equidistancia de que ya no estamos para nos toquen los huevos. Todos somos orgullosos y todos (creo entender) nos hemos divertido alguna vez perdiéndolo (y lo considero una manera de inteligencia). Sobretodo por la noche, allá por el año uno o dos antes de María. El otro día recordaba anécdotas en una cena de gente orgullosa de haberse conocido. Pues, valga como ejemplo, aquella chica que no era ni guapa ni fea (o a lo mejor era fea, no me acuerdo), pero que yo veía guapísima en una época que yo bebía whisky por la noche, cuando tenía veintiocho y eran todas princesas a partir de las dos de la mañana. Y uno de mis colegas asturianos ya se andaba inventando que se llamaba Nicómedes y era fontanero, o guardia civil. Ella debía estar a la entrada de un bar de copas cerca de Santa Engracia, donde a menudo lloraban las mujeres con tetas por algún despecho y los universitarios aprovechaban para romper las relaciones con esa épica que daba el sábado, la noche y el garrafón, y había una tensión que se podía cortar a cuchillo. Yo creo que Princesa de Noche iba vestida de pija de outlet, y hablaba arrastrando la ese y con un sabesss de largo recorrido que acababa en un mirada estrábica que no sé si era una duda o un estoy flipando, capullo. Le pedí un cigarro y me lo debió dar con pena y odio (como normalmente se dan los cigarros por la noche), y por otra razón de peso en el mercadeo de la madrugada: su novio había roto con ella. Por supuesto, tal circunstancia me produjo satisfacción, me hizo sentirme útil y me elevó la moral.
- Qué simples sois los tíos, sabessss...
- Sí, somo básicos - le dije, tomando su carta.
- Pero qué soso....Podrías defenderte... Sabesss
- No, es que yo aparte de básico, soy muy corto. Tengo psicólogo y eso...
- Pero, dónde tienes el orgullo?... Sabesssss...
- Yo no tengo de eso,
- ¿Te estás riendo de mí?
- No, hombre. ¿Estamos ligando, chica?
Supongo que no la volví a ver más (al menos, con consciencia), y si la volviera a ver no la reconocería porque Princesa de Noche eran muchas mujeres de esa época de Madrid, que huían con orgullo, y nosotros nos quedábamos en la puerta sin saber si esperar otra despechada con tetas o tomar el primer taxi directo a casa. Al día siguiente, entre las brumas del domingo reflexionaba un poco, y consideraba que no era buena táctica para ligar, hacerme el imbécil, y anular el poco orgullo que pudiera tener. Ahora pienso que aquella maniobra de idiota también había dado algún triunfo, cuando hubo afinidad y gracia en la interpretación de alguna mujer de la noche.
Por eso es bueno calibrar el orgullo. Contigo No bicho tenía su orgullo, claro. Porque el orgullo se recupera por la mañana.
Eres poeta? Pues subete la bragueta ... Javier somos todos! Artista, ... digo poeta.
ResponderEliminarFabio
Es que te estoy viendo, me gusta la crítica enmascarada de siempre, ahora hablando claro, a alguna fea que va de reina por la noche, me encanta, bss, Marta
ResponderEliminarLuego te llamo, Fabs.
ResponderEliminarMmm, cada uno que interprete a su manera, bss
Bueno, pero eso tampoco es perder el orgullo, es sólo un poco de caradura que siempre viene bien...
ResponderEliminar(Besitos)
El orgullo esta sobrevalorado! me hubiera encantado conocer ese Madrid
ResponderEliminarUn beso
Cris, quién habla en serio por la noche?, todo es un juego. bss
ResponderEliminarEl orgullo es masoquista y torpe, a menudo. bss
Hay q tener cuidado con el orgullo, lo mejor siempre es no pensar :-)
ResponderEliminarY el post del Mercado no existe, donde está?
Es que el orgullo y el alcohol son incompatibles y quien no lo sepa e intente mantener el orgullo estando tó pedo, va a hacer un ridículo muuuuuu gorrdooooooooo
ResponderEliminarbesis
al igual que Jezabel, pienso que el orgullo y el trago no van juntos. Y más si pasan las dos, mantener el orgullo por la mañna, diver
ResponderEliminarbesos
Blue, lo borré queriendo borrar un borrador, me despisté. bss
ResponderEliminarAlcohol + Orgullo , mala mezcla, garrafón, bss Jeza, Mixha