viernes, 3 de diciembre de 2010

Un Católico Sensible.-


Ángel Pintado. El tipo tiene una web guay, muy guay, muy de chico honesto y trabajador, tan admirable que parece de coña. Formidable, de matrícula de honor. Vaya tío. Eso sí, sosa  como la madre que la parió. Tal vez, como todas las webs de los políticos, ilusas e insustanciales. No dicen nada, solo pretender adiestrarnos como si fuéramos niños.  Muy entregado a valores como  la lucha, el esfuerzo y el trabajo, se ha dejado la piel hasta llegar a diputado, para cuidar al ciudadano, y siempre ha sentido como aire fresco y energía el aliento constante de su mujer. Por si fuera poco, es deportista, honesto, seguro, optimista, e incluso audaz. Un crack. Solo le ha faltado dejar constancia de su adicción al aquarius y a los niños (sin perversidad, ojo).  Chicas, ni se os pase por la cabeza hacer cola, que él está con su Mari Carmen y no se divorcia ni borracho, que esa palabreja de divorcio tiene mucho de fracaso y debilidad, y la Iglesia la pueda tolerar pero se queda mosqueada.  Vete a ver a un cura después de una nulidad eclesiástica, a ver que cara te pone. Eso no, nunca,  a Pintado no le saca los colores la Iglesia, bastante tiene con el apellido. Ha de ser un fervoroso seguidor. Claro, entonces le duele cuando David Torres sale con sus artículos de saltimbanqui disconforme. No sé si será trabajador, pero audacia le sobra.  A David. Le ha echado cojones el chaval, y tiene estilo. Aquí una muestra. Empieza por los condones y las putas. El otro, por la Iglesia, mata. Acaba con un cabreo del demonio. Se publicó en El Mundo.




















Dice el Papa que usar el condón en según qué casos puede estar justificado. Por ejemplo, la prostitución. Es un alivio para esos millones de católicos a los que no les quedaba otro remedio que ir de putas temblando, con la perspectiva de pasar después por el confesionario o arder para siempre en el infierno. Y todo por culpa de un mísero globo de plástico.
La insistencia del Vaticano en tratar una y otra vez temas de sexo ya apenas nos sorprende: sabemos que, en ciertas parafilias y aberraciones, hay cientos de curas mucho mejor preparados que el más avezado actor porno. Cuando empezaron a circular algunos de los opúsculos de Sade, un confesor francés se echó a reír ante lo que consideró poco más que una tontería adolescente. Él conocía historias mucho más terribles que aquellas absurdas violaciones múltiples y torturas gratuitas sólo de oírlas en el confesionario. Hoy sabemos que además están las experiencias de primera mano.
El sexto mandamiento se habría quedado en un mero juego de tornillo y tuerca de no ser por el empeño y la imaginación febril de los clérigos católicos. Hace nada descubrieron en el disco duro de un sacerdote español una versión del Kamasutra con niños de diez años. Más o menos yo tenía esa edad cuando fui a confesarme por penúltima vez y el cura de mi barrio, aburrido por mis torpes faltas de crío, me dio la primera aproximación a pecados mucho más excitantes que yo ni había imaginado. ¿Me había hecho tocamientos? ¿Solo o en grupo? ¿En familia quizá? Ignoraba yo entonces que por “tocamientos” aquel hombre de Dios no se refería precisamente a hurgarse las narices. Supongo que debo estarle agradecido porque me puso sobre la pista de la masturbación, pecado del que no tenía ni idea, y mucho menos aún de que pudiese practicarse en grupo y en familia.
De manera que cuando Ratzinger habla de condones debemos suponer que sabe de lo que está hablando. Es un tema sobre el que tiene línea directa con Dios, igual que cuando habla sobre la familia y la mejor manera de educar a los hijos. Se supone que carecen de experiencia en estas cosas pero quién sabe. Cuando el Papa viajó a Londres también se permitió el lujo de dar lecciones de Historia, anudando el lazo que, según él, hay entre nazismo y ateísmo, aunque pasó por alto que la inmensa mayoría de los criminales nazis escaparon del castigo a través del Vaticano y que la mayor matanza de judíos, gitanos y ortodoxos fuera de la maquinaria nazi fue obra exclusiva de los ustashi, los católicos croatas. Unas 700.000 almas tirando por lo bajo.
Sí, casi mejor que hable de condones.  





Una mañana del frío otoño aragonés el diputado se revolvió en su sillón, se cagó en los muertos de David, por dentro, claro, intrínsecamente, pues eso por arriba se ve feo, y él quiere buena relación con la Divinidad,  y pensó que había olvidado agregar a su web, aparte de todas esos valores y cosas bonitas tan bien vistas en la Iglesia, algo como: soy terco y sensible si me tocan a la Iglesia. Yo por la Iglesia, mato, que diría aquélla. Y leyó lo que le dio la gana, y vio insultos donde no había y le supuso  problemas personales al autor, un tipo resentido que viene ahora a sembrar polémica y azuzar a los españoles. Quién siembra vientos, recoge tempestades, caray.


Con el Santo Padre, ni Dios. Ah, y lo de la pederastia de los curas, si es que los chavales van provocando, qué razón tenía Bernardo Álvarez, el interés malévolo nos persigue, Berni. Y luego sale con esas historias del Vaticano, de huida de los nazis, qué ganas de revolver al personal.  Solo le ha faltado decir al tal David, eso que el Holocausto era una institución espiritual y Hitler tenía la convicción de que ahí había una camino hacia el cielo, eliminando al judío con la mayor humanidad posible.





- Cago en la mar, ahora viene este tío removiendo el lodo - dijo, evitando el pecado.



Como bien apunta tu entrada del Hotel Kafka, David, en plena linea de flotación.










No hay comentarios:

Publicar un comentario