domingo, 1 de enero de 2012

Gilipollez Integral.-


Para establecer las desavenencias entre un gilipollas y un tonto, considero, hay que mirarse hacia dentro, y hacer una introspección de la gilipollez, es decir, vernos a nosotros mismos como paso previo a la apreciación externa, porque nosotros también hemos sido gilipollas y tontos bastantes veces en nuestras vidas, lo cual nos proporciona las herramientas para opinar sobre la gilipollez, porque la conocemos de primera mano. En fin, les pongo en escena, si ustedes ven a un poeta con la cara de Mario Vaquerizo disfrazado de Baudelaire o Rimbaud, hablando de versos de vísceras, bilis y demás variantes de la vida sórdida, igual piensan que está por encima del bien y del mal, y por encima de ustedes, y por encima de la mortalidad o cualquier tipo de exterminio humano, o igual han alcanzado a comprender que se trata de un gilipollas presentado su primer libro de poesía en una cafetería de Madrid, o un tipo de esos que uno se imagina follando con un cirio en la mano y una soga al cuello; entonces serían de los míos, al menos en valoración exterior.
Supongo que hay gente que ve admiración donde yo veo a un capullo, o viceversa, pero a mí el noventa y nueve por ciento de la gente que habla dictando sentencia, que culmina frases en latín en plena afectación, y con cierta somnolencia silábica, no sé si pose, psicotrópica o genética, me lleva a la conjetura de la presunta gilipollez. 
De lo que aconteció en relación al discurso, no me pregunten mucho porque no tengo ni puta idea, pero hablaba de poesía, hasta ahí llego. Solo que pude ver muchas caras cordero degollado obra del aburrimiento que fabricaba el colega, que obviamente pensaba que era Arrabal con veinte o la reencarnación de cualquier poeta del malditismo. Aunque fuera un auténtico capullo. Porque no sé si ustedes saben que el gilipollas, y yo no me indulto, nunca sabe que es gilipollas. Veamos, gilipollas no se nace, un gilipollas se va construyendo en un entorno de afines, y por tanto si vives en mitad de la gilipollez, o haces el desmarque del lunático o eres uno de ellos. Luego, están las clases, y no me refiero a las condiciones sociales, sino a los géneros de gilipollez, y dada nuestra complejidad yo me proclamo primer gilipollas cuando he actuado de tal manera, a conciencia, no obstante creo que todavía no he logrado ser un gilipollas universal. No sé si me entienden, hablo de la gilipollez integral, hablo de un poeta afectado y arrogante, pero podría ser el portero de la sala de conciertos El Junco, el administrador de mi finca, o mi vecino el guarro, gilipollas habituales de mi existencia, ese tipo de gente nice to meet me, que no conocen el arrepentimiento, y van por la vida de seguros y divinos totales, de mágicos, de triunfadores, y nos tocan las pelotas con esa felicidad que da hacerse el gilipollas o serlo, como más o menos venía a decir Jardiel Poncela.
Y para culminar, otro de la comparsa, el gilipollas lúbrico. Si la cara es el reflejo del alma, ya me contarán.
Feliz Año.

4 comentarios:

  1. Buenos días! acabas de llevar el concepto de gilipollez al siguiente nivel! y de acuerdo contigo, el gilipollas no nace, se hace!

    Un besote!

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  2. Lo de Justin se le perdona, es un niño y recuerdo que cuando era cría era muy gilipollas... lo del otro, ya es patología...

    Besicos y feliz año

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  3. El Sostres es lo más peor. Feliz año,

    besazo

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