martes, 4 de octubre de 2011

Mala Hostia, Maldad y Prensa.-




Me  da la brasa algunas veces mi colega XX, con el tema de que en España gastamos mucha mala leche. De vez en cuando va más allá y se le va desluciendo el discurso, con su verbo, a menudo excesivo, y deja sedimentos de este calibre (literal): los españoles viven encabronados, se creen la hostia y en el fondo somos una mierda pinchá en un palo. Como a todo ser obstinado, y preconcebido de tramas argumentales, le gusta vivir en los extremos y hay que bajarle de la burra (y el colega no baja) o darle un par de hostias antagónicas, verbales, obvio (y el colega ni se inmuta, cabalgando aquella mula de su terquedad). Aunque en el fondo, puede tener su pedazo de razón, no puedes más que negarle alguna evidencia parcial, para frenarle la carrera, porque si toma impulso tiene más peligro que Farruquito y sus gitanos haciendo la tarde en el IKEA. Y ya le hemos conocido en caída libre y sin reservas, como plétora salvaje. Querido, en primer lugar, no menos malos que algunos de nuestros vecinos gabachos, o británicos, o nuestros compañeros del Mediterráneo, pero sí pudiera ser verdad que eso de ser malo es mode, como diría un parisino afectado. Aquí lo ha parecido, a veces, pero tu globalización de la mala leche como patrimonio público también es una forma de perversidad y un encabronamiento personal como si formaras parte del colectivo herido y encrespado para soltar esta perla. Y no lo tomes como agravio, sino como parte del juego en el que tú y yo nos entendemos. De cualquier forma, en España siempre ha parecido que nos estábamos curando de la malicia, pero la mala hostia con nuestros congéneres se ha venido defendiendo como esa parte de la furia ibérica que era impensable perder, pues de esa manera, perdíamos identidad o renunciábamos a la estirpe, a la idiosincrasia de nuestros ancestros. No obstante, cierta mala hostia siempre ha sido bonita. No me refiero a la vileza de los nacionalismos, a la crueldad del fútbol o la malicia de la tele. Eso, todo es mierda. Hablo de la interesante mala leche que nace de la cultura, de los asaltos líricos entre Quevedo y Góngora, de la gangrena de Valle Inclán, de los espumarajos de Cela, de Umbral y su libro, y de la catadura moral de Unamuno frente a Millán Astray. De nuestros coetáneos del XXI, me llegan los desafíos de un burlón Rafael Reig a determinadas apreciaciones literarias de Vargas Llosa, y a toda la vida literaria de Javier Marías y Arturo Pérez Reverte, los exabruptos de Salvador Sostres y la arcaica mala follá de Antonio Burgos, a modo de ejemplo. Luego está la maldad, que no es prosa afilada, o sangrienta, como la han querido llamar determinados articulistas, en cualquier caso, igual de sanguinarios. En fin, la maldad. La maldad es un niño llamando hijo de puta y negro de mierda a Kanouté, o mofándose de la desgracia de un futbolista muerto, como pude contemplar este domingo en el Calderón durante el Atlético  - Sevilla (ea, ea, ea, Puerta se marea). Me río de quien habla de los niños como seres exentos de vileza. Ja. La maldad es la ironía sin inteligencia y sin medida. La maldad es pescado podrido, sin admitir contrapartida, la risotada vulgar del defecto del forastero, el resguardo del cobarde en la manada del colectivo. 
En fin, digo esto, porque yo no leo los periódicos por las noticias, sino por las columnas, y soy partidario de las perversiones de la prensa. Leo artículos en plan masoca, los leo en plan indulgente y los leo de conformidad, y me gustan la puyas, el juego, las obsesiones ideológicas, los abuelos carcas, las salidas de tono, y la mala hostia que desparrama la prensa. La canallesca de los articulistas. Leo la Gaceta, el País, el Mundo, Público, Abc, y a menundo me meto en la página de la BBC, veo Intereconomía, TVE y Telecinco, y me mola la confrontación. Grito, río y me dan ganas de llorar, pero todo rejón tiene réplica. Y es bueno que se juzgue todo. Y llevar la contraria a los amigos, precisamente para renovar los aprecios. Con cero acritud.



3 comentarios:

  1. "...Hablo de la interesante mala leche que nace de la cultura, de los asaltos líricos entre Quevedo y Góngora, de la gangrena de Valle Inclán, de los espumarajos de Cela, de Umbral y su libro, y de la catadura moral de Unamuno frente a Millán Astray..."

    Muy bueno, Javier.

    http://www.youtube.com/watch?v=41FMLxTc5jw

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  2. Una manera de crearse uno su verdad, Marta. Me gustó

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  3. No tenemos ni idea de cómo ser malos, más bien somos patéticos... malos, pa malos los americanos con sus misiles...

    besicos

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