miércoles, 19 de octubre de 2011

Jiang y los Maricas Tardíos.-



Jiang está bueno y es barato. Tampoco es excelente. Está en la calle Hortaleza, exponiendo al público la oferta. Jiang no es un chapero chino, porque entre otras cosas, yo creo que no existen los chaperos chinos. Los chaperos son rumanos, latinoamericanos y marroquíes, creo yo (sobra decir que no me he tirado a ninguno); pero tengo la capacidad esencial para distinguir a un puto de calle y para aventurar la procedencia sin problemas. Jiang es un restaurante chino, con una china muy simpática que se llama Luisa, que siempre se va a casar pero no se casa nunca. Lleva tres años casándose y diciendo que la cosa está jodida. Bueno, no dice jodida, dice: crisis mal para negocio, cliente sin dinero. Es lo mismo. Pero nos complace escuchar un poco ciertos desahogos de la rutina, los negocios y los hombres chinos. A continuación llega su madre, le dice cuatro cosas más o menos agrias, más o menos chinas, y Luisa abandona a tomar otra comanda. La otra noche le tomaba la nota a dos señores de esos a la manera Marbella Vice, con gomina, bigote y el pantalón alto, reventando el abdomen. Eran maricones. De mal gusto, pero maricones. No es que quiera yo utilizar el término despectivo, y quiera buscarles a ustedes que me tachen de ruin peyorativo, o se pongan estupendos y me llamen homófobo en mitad de la diversidad. No, el tema es que se llamaban entre si como maricón. Hablaban alto, como buenos dignatarios de una opción sexual que les exaltaba la pluma. O tal vez, hablaban alto como acreedora gente ordinaria. No lo sé muy bien, juzguen ustedes. Tú maricón, escucha maricón, no me jodas maricón. Alto. Uno tenía cara de vieja, de esas viejas de pueblo con pelo y verrugas en la mejilla y con bigote de cerdas salpicadas, y con encías encarnadas y unas cuantas ausencias de dientes. Un puto desastre. El otro era una bola de billar y no tenía cara de nada.  No sé, entiéndame, de desaborido. De Marichalar. Por ahí va. Aunque quizá tenía ojeras de hipnotizador. Creo que ninguno tenía cara de maricón. Hablaron de relaciones afectivas. De las suyas, con sus novios bisoños y bellos que eran una especie de Doriansgreys de Moratalaz. Les habían hecho regalos tipo PS3 y Gucci, pero los chavales no les complacían como ellos decían merecer. A continuación el calvo habló de que no tenían nada que ver estos chavales  con su ex-novio el catequista, que también era maricón, o gay, o algo de homosexuales. Luego se pusieron profundos y hablaron de cuando descubrieron que les gustaban los maromos. El caravieja había estado casado, y dijo que su parienta le montó un chocho de colores (literal) cuando le dijo que se separaba por su insólita homosexualidad. A continuación salieron a la palestra unos cuadros de efebos en pelotas que pintaba el insípido y una casita en Benidorm que tenía el otro. Querían montar una orgía. Luisa nos miraba cómplice y les fue a tomar nota de los postres. Se rieron de una manera muy gutural, ásperamente ordinarios y el calvo preguntó si tenían plátanos. Creo que incluso se derramó alguna mucosidad. El otro, que ya es sabido, parecía un vieja con barba de muchacho de dieciséis se partió la caja torácica pidiendo una lechada. Eran muy porno-puretas, ellos. No, solo flan y helado, dijo Luisa. María se empezó a incomodar. Pedí la cuenta, pagué (o pagó María, no me acuerdo) y me achuché bien a mi chica durante unos metros. Me pareció que todos los señores con los que me cruzaba eran maricones. Luego tuve el prejuicio de que aquellos pijos bizarros de Moratalaz les acabarían jodiendo, y bien, a aquellos maricones tardíos. Y ellos eran conscientes. Después encendí la tele y me pareció que Cameron Díaz estaba más buena que nunca, con su cara de dónut y sus brillos azul bebé. Y me puse a escribir. 

3 comentarios:

  1. jajajajaja, genial:-))))
    Marta

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  2. Sí, es fántástico cuando de repente alguien está más bueno que nunca por comparación. Tanta puta mierda hace que de vez en cuando la mediocridad brille de una manera que hace sonreír. Qué chachi.

    (Soy Cris, la de http://cris-emblogada.blogspot.com/, no sé por qué no me deja comentarte desde la otra cuenta...)

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  3. Es peligroso eso de las comparaciones, a mi me ha tocado muchas veces y he salido perdiendo...:(

    Besicos

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