lunes, 2 de abril de 2012

Material Racial.-


Me gusta tanto observar a la gente que más de una vez me he podido ganar una hostia gratis, es decir libre de impuestos y sin recurso, pero esto es un problema derivado mi infancia cuando uno jugaba a ser  espía de las coyunturas de esta tragicomedia que viene a ser la vida y en esta tesitura iba descubriendo el universo, quiero decir la parte infecta del planeta, porque mi vida se iba agitando en una aparente felicidad, y no acostumbraba a amanecer yo en casa de papá y mamá atrapado por el desastre. Entonces lo buscaba. Así pues, por una vez no les inventaré demasiado y les diré que en ese hambre insaciable que tiene la infancia me he presentado en las iglesias, buscando los desenlaces de los funerales, he espiado a los auténticos bohemios, mendigos borrachos hasta la extenuación, he seguido los pasos de putas que podían ser mi abuela, y me he colado entre el tumulto para ver el cuerpo de una vieja  que se había tirado desde un décimo, tapado con una sábana. Ese es el gran dilema de la infancia y su inagotable curiosidad, más o menos lo de Rousseau, que la infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir, y nada hay más insensato que pretender susutituirlas por las formas de los hombres.
Mi problema es que sigo siendo un niño, es decir que se me va la pinza a menudo y me gusta sufrir en el escenario, y por otra parte no me resisto a un material racial bien hecho. Ya lo dije una vez, valga el patrón: un mercedes 300 del ochenta cabalgando con tres fardos de hachís por la carretera que une Tarifa y Algeciras, con los Chunguitos a toda hostia puede resultar un espectáculo apasionante. Y puestos a pedir, Bonnie and Clyde, y la reinvención de Shirley McClaine como Irma la Dulce, buscándose la calle por la Gran Vía también, salvando las distancias del mundo de Transilvania que no mola tanto.
En cambio, si pueden resultar cautivadores ciertos rasgos de Chonilandia. Les cuento:
Plaza de Chueca.
- Se m´acabao la birra niña, mira a ver en el chino.
El kolega lleva unos auriculares gigantes conectados a un aparato que bien puede ser un i-pod o cualquier derivación elctrónica, tiene un coletilla jarraitz y lleva un tatoo en el cuello que es una leyenda japonesa o china, o vete a saber, un espectáculo acojonante por ese sincretismo entre la trascendencia de la leyenda asiática y la banalidad de la escena.
- Venga hombre, te pego una hostia que vuelas, me ties hasta el Koño. Ke te bebes las litrona como el Txano
- Eh, tranki y no te rayes ke la tenemos atómika
Ella parece una rapera agitanada del Silikona, tiene la cara pálida a propósito. Lleva cadenón de oro, gafas de aviador, pantalones cagaos y una camiseta de camping, o un pijama, o a lo mejor es una camiseta de skunk-funk, no sé, en cualquier caso una prenda pavorosamente horrible; y luego está el pelo, al estilo hurón, más negro que el carbón y con unos cuantos mechones moldeados con espuma; también lleva unas botas góticas al estilo Zapatero´s Daughter. Me alucinan las imágenes difuminadas, que confinan en un mismo cuerpo a Camarón, los Chunguitos y a Marilyn Manson
- Eh, ke te hablo a ti, birra, kiero birra.
Mientras, yo le sigo dando al operativo de mi disco duro, y veo a la tronka colocarse bien las cadenas y las gafas, al estilo Yo soy la Juani, o Princesa de Barrio como si fuera a decirle que las birras las compre su puta madre, se ajusta la camiseta verde fluorescente hasta tapar el piercing del ombligo y sin inmutarse en exceso le da dos toques con el índice en el omoplato y el kolega le mira en plan el Yoyas, es decir, no me tokes ke estoy mu loko, y le pega una patada al litro de mahou, que rueda escaleras abajo hacia la boca del metro.
Entonces aparece Mary Lou, la vieja yonqui de Chueca y habla clarito. Despacio, la lengua pesada, la mirada demacrada, el rostro enfermizo,  como si fuera una resurrección de su propia muerte.
- Mira que estoy mu malita, me pongo a repartir hostias y me quedo sola, aire
Y los dos colegas se van, con esa mala leche de canilandia, de revancha y desprecio, y cierta premura macarra que parece tener una segunda vuelta para ajustar cuentas, y da miedito, pero a Mary Lou le da igual, porque ese pedazo de Madrid es suyo, y créanme, uno pasa por allí con todo respeto porque la pobre Mary expresa todos sus miedos con la violencia. Cuidadín.
Y por último, a ustedes que les gusta tanto la bohemia cuando lleva velas aromatizadas, buen vino y penumbra, sepan que la bohemia es una yonqui de Chueca luchando por su territorio, como decíamos ayer: http://janpath-broadway.blogspot.com.es/2011/10/los-bohemios-de-madrid.html







2 comentarios:

  1. Bos días Javier:
    Una historia emotiva, una historia corriente. Como las historias del Bronx; consecuencia de una realidad urbana desde siempre. Al fin y al cabo, consecuente.
    [Amigo Javier con esas birras rodando te recuerdo que tenemos unas birras pendientes]
    De alguna forma ese es su territorio tribal, su trocito que nadie arrebata ni osa tomar. Es de todos, es de ellos y de su cuidado forman parte barrenderos y estos miserables que confían plenamente en la indiferente bondad de las gentes de tu barrio. Lugar cosmopolita, pluralista; como cualquier otro barrio, otras calles. Pero me pregunto que debe tener esa hambre que siendo femenino se masculiniza casi siempre.
    La sed, una vez más, la precede.
    Molan tus palabras.
    Breves saúdos
    bDeica-r

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  2. After Semana Santa, birras. Un Abrazo, mister

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