miércoles, 13 de junio de 2012

El Primer Premio.-

Arriba en el estrado está el ganador. Cae en la vulgaridad de mirar al público con las gafas de pasta en la punta de la nariz, como si estuviera pasando lista o fuera a repartir un exámen, y le da unos rigores al acto que no se corresponden y son ridículos. Es un simple concurso literario de hotel. Con el desenfado siempre aciertas, le digo a mi colega, no es tan complicado; es la espontaneidad. Ser natural es la hostia de difícil, acuérdate de la cita de Wilde. Y mamá siempre decía que había que ser natural ¿Paquirrín es natural? Le pregunto. Me da con el codo. La gente cree que sí, interiorizo, pero es un patán. 
El Primer Premio firma como Heráclito Borges Highsmith, y uno tiene que reírse ante tal estruendo de vocablos, y en consecuencia elijo la opción del descojono ante la posibilidad de reprochar cierta petulancia al autor. No hablo mucho con desconocidos y no les voy cantado las cuarenta.  Del segundo premio y del accésit no me acuerdo mucho. Solo que leyó una chica que hablaba de la droga y lloró, y un señor talludito que se parecía a Héctor Alterio que también lloró, porque contaba la vida interior de un oncólogo, manda bemoles. Miren, yo no voy a decir aquello esteticista de que las tragedias de los otros sean de una banalidad exasperante, pero no me satisface nada esa trilogía predterminada por el jurado. Y prosiguiendo con el primer premio: también era un dramón. Claro que si estaba escrito por H.B.H no se podía esperar mucho más, aunque ello fuera un disfraz. Yo hubiera esperado un estilo La Carcelera Erótica. Mucho más original. O no. http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/12/internacional/1339523138.html
Heráclito sube a leer; a leerse. Osea es una especie de pijo Abbey Road o beatle, o Nuevas Generaciones,  con jersey anudado al cuello, melena Ringo Starr del sesenta y dos, gafas de pasta y polo del caballo. Y cuando uno pensaba que iba a hablarnos de las tribulaciones de Aznar, que obviamente también son tragedia, como toda tribulación, nos narra la historia de una madre coraje, una padre alcohólico  y un hijo politoxicómano, con un despliegue literario paralelo  a nuestro retroceso económico, es decir evoluciona el estado jodido de estos personajes según los avances de la crisis, hasta quedar todos hechos unos zorros, supongo, aunque ya me fui perdiendo de la trama cuya temática me resultaba un coñazo, pero de los colosales. La gente aplaudió mucho y el tipo hizo una reverencia a su público a lo Raphael, o a lo Pantoja, qué sé yo; la vergüenza ajena y tal. Y el escritor, un fulero. 
Después le vimos en un bar tomando unas cañas, activando la maquinaria, trabajando. Defendiendo su mentira. Es decir, él había escrito para ganar, había creado el móvil  del trasnochado tema de la mujer heroína con dos patanes a sus espaldas, y yo quería ver a Heráclito Borges Highsmith, pero me pareció más un misógino que otra cosa. A algunos hombres les da abrazos gratis y a las nenas un par de besos poniendo la cara; detestable (yo siempre he sido fan de los besos gratis y sonoros). Mi amigo y yo le observamos: solo hay una equidistancia entre su obra y su presencia, la sobreactuación; él y la recurrente madre coraje. Últimamente me equivoco poco al juzgar las apariencias. Simular la honestidad y el juego limpio es tan difícil como vivir; gracias Groucho.




8 comentarios:

  1. No criticaré la temática elegida por los autores, pero..., sí, claro que la criticaré: lo que hace falta es un poco de sentido del humor, del blanco, del que se intuye en tu entrada, y menos dramas, que de eso vamos sobrados. Pero el humor no tiene prestigio y el drama social sí (y no lo entiendo, que lo difícil es inventarse lo primero; para escribir sobre lo segundo sólo tienes que mirar alrededor).
    Besosssssss

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    1. Inventar la literatura es muy complicado, hay humor de mucha calidad y esa literatura sí tiene sobreesfuerzo, besoss Lili, lo otro tiene mucho dolor, y poco valor, salvando distinciones, más besos Lili

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    2. Por ejemplo, si te llamas Joseph Conrad y escribes El Corazón de las Tinieblas

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  2. Tocas un tema complicado, si me permites voy a contarte una anécdota:
    Dos años seguidos me presenté en un concurso literario bastante conocido aquí en Buenos Aires. Puse lo mejor que tenía, lo que yo creí mejor, y no sólo no gané los 3 premios, sino que ni siquiera me llevé una de las 10 menciones.
    Pero presté mucha atención a los relatos ganadores, al estilo, al abuso de adjetivos y adverbios de modo, a los títulos, a los truismos, etc.
    Al 3° año me presenté con un texto escrito para la ocasión, y gané el 1° premio. Cuando subí a leerlo, me despaché. Ya con el cheque en la mano confesé que había escrito lo que yo consideraba mi peor cuento y que agradecía por confirmarme que para ganar había que ser malo.
    En fin... un abrazo.
    HD

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    1. Un abrazo Humberto, estoy muy de acuerdo, más o menos te contaría igual

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    2. A mí me sorprende, dentro de mi ignorancia en el tema, que los ganadores de todos los premios gordos son escritores consagrados. Menos mal que sus obras van firmadas con pseudónimo, en caso contrario podría pensarse mal... Oh, recuerdo una excepción: cuando Boris Izaguirre quedó segundo en el Planeta aún no era un escritor consagrado (aunque tenía algo publicado), sólo un famoso.

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  3. ...La prostitución alcanza los más increíbles recovecos y en esas valoraciones se encuentran todo tipo de posibilidades. Las apariencias no engañan, hay que andar en la onda y a la moda. Es la monda.
    Por eso yo sólo leo lo que leo, los de siempre sin llegar a los recientes. Salvo obras como las tuyas y alguna otra todo lo demás me parece una repetición de lo mismo.
    Cierto es que cuanta más cantidad de sinónimos, antónimos y otras, mayores son las posibilidades de que le digan cuan enriquecedor es su novela.
    Me vale con eso, con leerte.
    Deica logo d:D´

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    1. No, evidentemente habrá premios buenos. Yo gané un premio en diario digital siglo XXI con un relato muy flojito que se llamaba Alan Seymour, formé parte de una antología de un festival de cine en México con una obra que se llamaba El Extranjero, otra patata, y por ejemplo formé parte de otra antología con un relato que se llamaba Lucía, del que hoy renegaría. Ahora llevo mucho sin presentarme, pero leo premios y novelas de noveles y la mayoría de las veces no son de mi agrado. A veces sí. Es muy difícil escribir bien y que uno quede plenamente satisfecho. Como decía Borges: no quiero empezar otra obra, porque me paso la vida corrigiendo. Y así es. Abz

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