sábado, 19 de mayo de 2012

Toreros, Banqueros, Putas y Camareros.-

El otro día a consecuencia de la fatídica y pusilánime tarde de Julio Aparicio en las Ventas, que se rajó fiel y literalmente frente al morlaco del Ventorrillo a la misma hora que Holande se reunía con el Furher del IV Reich, la Merkel, mi amigo José me mandó el siguiente mail:
Dios, uno lee las crónicas de Joselito El Gallo, Juan Belmonte, y si vamos hacia atrás, Espartero, Curro Cúchares, Antonio Montes, Pedro Romero, etc y estos JAMÁS hubieran hecho lo de Aparicio. Antes se pegaban un tiro en los sesos. Eran machos dispuestos a morir cada tarde. Y ahí no había quirófanos, anestesia ni transfusiones de sangre: Ahí una buena cornada era sinónimo de palmarla con total seguridad. Y ellos lo sabían. ¡Qué valientes, qué arrojo!. 
A la deriva de las consideraciones de mi colega, empecé a proyectar aquel Who´s Next del crack del 29 cuando los banqueros se lanzaban al vacío de la quiebra desde las torres de Manhattan porque el toro les había corneado y porque a fin de cuentas y en boca de Proudhon, el suicidio era una bancarrota fraudulenta, y empecé a valorar la devaluación de una palabra muy antigua y muy fuera de onda que se aprecia como decencia; aquella época cuando se mataban los toreros y los banqueros, porque se entendía translúcida esa idea de que detrás de cada fracaso estaban los hombres, desde los millonarios más avaros del planeta hasta las viudas fascinadas y timadas por un par de alhajas, desde los toreros valientes hasta aquellos hombres, viejos prematuros y trémulos que se ponían delante de una bestia de seiscientos de Miura a dar la cara. Quizá porque hubo un tiempo donde existían conceptos como el honor y el sentido de la responsabilidad, cavidades del nuevo siglo, donde el gin tonic, las putas, la cocaína y el marlboro son el referente after work (porque el corrupto se lo curra) de un director de trabajo de la Junta de Andalucía. Y te quiero un huevo Paco, y contarás muchos años con mi lealtad, y tal. Blow, blow, blow, blowjob.  Siguiendo la analogía de esta España en la que no se suicida ni Dios con cierto poder,  sino currantes y jubilados, mi amigo me mandó otro mail:
Se me ha ocurrido a través de empaparme los libros de El Gallo y de Juan Belmonte que te dije que te leyeras porque ibas a flipar. Belmonte explicaba qué era el miedo (acojonante). Afirmaba que ese día la barba te crecía más deprisa y era el miedo. Sentía terror, pero JAMAS a la muerte ni a una cornada, sino al fracaso, a no saber expresarse, a no contentar al público… Un día en la Maestranza cuando estaba empezando como novillero, las cosas no le estaban saliendo bien y la gente empezó a pitarle con sarna, lo intentaba pero no podía siquiera matarlo, y más le pitaba la gente. Lo mató de mala manera y sonaron los 3 avisos e iban a salir los cabestros. La Maestranza iba a matarlo… hasta que el tío abochornado tiró la muleta, se fue para el morlaco, se arrodilló delante de él y a pecho descubierto le empezó a gritar llorando: ¡mátame! ¡Mátame asesino! ¡Mátame ya!  Hay fotos de ese momento. Es esta
Efectivamente, eso es la diginidad. Y el valor. Paseo por Montera; pienso en los toreros, en los banqueros, pero solo veo guiris y putas, es decir voyeurs y currantes de medio pelo, Alemania y España, y recibo nítido el eslogan, Madrid: Camareros y Putas. Fotos de un canadiense con una meretriz rumana, vídeos de viejos especulando y pactando precios, trajín de proxenetas contando dinero y expectantes desde la tragaperras del bar, dos ecuatorianas meando en Caballero de Gracia. Podría ser el nuevo turismo. A fin de cuentas el paisaje es equidistante a la coyuntura burocrática. El Estado proxeneta y nosotros meretrices, le custodio con el Reglamento y la demagogia, y en caso de infracción u omisión, le castigo, o igual le parto la vida, como el proxeneta de la mafia a la puta rumana. Quizá, como apuntaba Baudelaire, el odio sigue siendo un borracho al fondo de la taberna, y los camareros, diestros de la taberna, manejan la rabia y la farra de los países extremistas. Que Dios reparta suerte y ahuyente la mala muerte.

6 comentarios:

  1. Pues salió redonda a dúo para mi gusto, touché, marta, b

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    1. Nos gusta derribar flancos, aunque se de mala manera, abz

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  2. Subo a menudo por la zona, con el cartapacio al hombro y es una buena descripción la que has hecho de esas cuatro esquinas, físicas y sociales. Burdeles que cuelgan sus ajuares de los balcones y expían los pecados de una sociedad sumida en el vicio. Suicidio que sólo se pretende haciendo examen de conciencia. Como en otros lugares los tienen controlados para que no se desborden. El pudor y la educación de las necesidades de cada una dependerá del punto del planeta de donde se venga, tal vez en la sabana sea moneda corriente que las necesidades sean públicas; allí la tierra lo agradece, es seca.
    Salud y Libertad
    Deica logo amicus...

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    1. Efectivamente, seca y absorbente como aquello que sabemos, y de carambola (o no) has definido el estado de nuestra economía. Abz

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  3. Leo tu texto y me gusta ...Describís bien el momento y participo, leyendote
    Sociedad sumida en vicio
    Parece una novela de ficcion
    Gracias por compartir tus pensamientos
    abrazos

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