viernes, 29 de julio de 2011

La Gente Guapa, la Vida y el Éxito.-



Me ha venido hoy la vena frívola, así pues entre asuntos fútiles que derivarán en trascendencia anda el juego. Como es habitual, lo banal acaba bifurcando en la metafísica, y no son tan dispares como pueda parecer.  Acabo de llegar de Cádiz y de volver a percibir que hay mucha gente guapa en el sur. Cuestión aparte los piercings, los tatuajes ridículos, los pelos fritos, los tirabuzones de Polígono y la esencia cani de los alrededores de Jerez de la Frontera, por mucho señorito que nos quieran insertar y mucho antecedente anglosajón de las bodegas. En síntesis, no tanta fertilidad de rizos engominados y exuberancias  patrimoniales, y sí mucha belleza, aunque sea poligonera y rumbosa.  Supongo que fue el entreverado de los griegos y los fenicios, la invasión musulmana, el sol, el mar, el aceite de oliva, y la anteposición del deber diario de felicidad sobre la obligación contractual del trabajo. La gente en Madrid también es guapa. Mi hipótesis radica principalmente en una oleada migratoria que ha supuesto un éxodo de belleza entre Callao y varios kilómetros a la redonda, en cierta excusa para emprender el viaje por haber nacido bella en el lugar equivocado, que no es más que un despecho provinciano y rural, y aquello de que los guapos siempre han huido del pueblo, de toda la vida, salvando la distancia de Tony Genil y la Veneno, claro está. Luego está Madrid y la crueldad, y cierto desencanto en ese trueque versátil de desertar como número uno de la hermosura bucólica, y pasar a ser una más de las miles de bonitas de la gran ciudad de los sueños y la narcosis. Y la realidad que todo el mundo conoce. Follar fuera de plazo con el tipo equivocado, tirarse al hombre idóneo para el futuro, marrar el braguetazo, consumar el braguetazo, trabajar de camarera, ser puta de lujo, ser puta de calle, hacer un papelito de zorrita drogadicta en Sin Tetas no Hay Paraíso, ser conocida en todos los castings de la ciudad, carnaza de telecinco, o volver a los orígenes con la belleza cansada. En cualquier caso, apreciada gente, el éxito no es una ecuación de talento y belleza, el éxito es una cosa viscosa que se derrama gracias a su esencia de gelatina y dolor, para rostros descarados, desvergonzados, exhibidos en el flanco cálido de la fortuna, donde los tontos nunca se reponen de la gloria, como apuntaba el maestro, Wilde.  



3 comentarios:

  1. Sí, un tonto nunca se repone de su éxito, muy aplicable la frase, Marta

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  2. La verdad es que lo que hay que saber es tener el fracaso que se siente justo después del éxito...

    Besicos

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  3. Que entrada tan buena Javier, el éxito es aún algo que trato y muchos tratamos de descifrar aunque algunos ya perciben habrlo encontrado a su modo. besos



    Que soy algo ordenadilla y trato de ponerme al orden en mis lecturas y tus entradas no me las pierdo :)

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