sábado, 9 de julio de 2011

La Cerveza y la Tecnología.-

El otro día fui a caer a un bar de ésos de guiris, por el área de Tirso de Molina, que se llaman tapería internacional, o cualquier majadería del estilo. La cuestión del porqué fui a dar con mis huesos en tal local impersonal, desangelado y carente de alma, es un enigma sin resolución. No lo sé, supongo que vi periódicos en la distancia, no lo recuerdo, o una camarera transalpina con cara de malaje. En fin, sabido es que me gusta ver la mala hostia de cerca para poder escribirla. Y así era, más antipática que un abertzale en la Puerta del Sol. Me pedí una caña, pero no pudo ser, porque una horrible máquina táctil se había averiado, la muy perra, y con el cacharro, en cuestión, con esa mala salud tecnológica, no había caña.  Que no, que no había cerveza sin el chisme en marcha. Le fui a decir que lo que tenía que funcionar era el barril y el tirador,  pero insistió en que todo tenía que estar procesado, y una serie de chorradas sobre la política de la empresa. Suspiré un otra vez será, que no sería nunca, y me fui en mitad de la ignorancia de una camarera embelesada en la pantalla de sus sms.

Estuve pensando un rato en la tecla del intro y en los pulsadores que ahora vienen a solucionarnos la vida,  en el consecuente suicidio de las relaciones humanas, y en como era de vulnerable el mundo por un error tecnológico de mierda. Hoy es una cerveza, y mañana es una operación quirúrgica por un mal procesamiento, o un muerto por un desastroso control remoto. Y más derivaciones. Así que busqué la oposición y me fui a una taberna antagónica, más o menos guarra, de barra metálica, viejos y esa extraña melancolía malhumorada de los taberneros arcaicos. Se estaba del carajo. Leí la letra gorda del As, me bebí  un doble de cerveza, agité unas monedas para que el colega se percatara de mi retirada, pagué, y cuando subí por Relatores caí en la cuenta de la cantidad de desastres acaecidos en las manos de la tecnología punta del momento, y que no estaban previstos. Titanic, Challenger, Chernobyl. Un día te falla la máquina táctil, y no te tomas tu caña, otro día te vas a buscar las tablas por el árbol de causas y azares de las ingeniería. O por un iceberg mal puesto. Qué cosas, por una puta cerveza, que extraña carretera me traza.




2 comentarios:

  1. Ya lees, como yo, sólo la letra gorda de los periodicos, cuando no tienes las gafas de cerca....Je,je,je...

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  2. La verdad es que el tiempo nos va igualando en las miserias...es como el pelao, por muchos trasquilones que haya...al mes iguala...así los años también igualan. Tu estás a punto de ser mayor, como yo ya lo soy...¿que son 20 años, comparado con las eras geológicas? a mí me pasa que ya la batalla de Trafalgar no la veo tan lejos, Cuatro veces mi edad, ¡no más manitooooo!.

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