jueves, 21 de julio de 2011

El Senador Borracho.-


Si el mundo fuera un paraíso de humanos honestos y naturaleza virtuosa, no llevaría un acero afilado (obviamente metáfora, no llevo navaja en el pantalón) sino un artilugio de hacer pompas de jabón y escribiría sobre el agua, las nubes y el amor, pero por lo general al hombre se la acaba hirviendo la sangre y al congresista se le hinchan la pelotas. El Senador se fue de putas  con su hijo, que si hay algo en Madrid, son saunas y meretrices que halagan los vigores de los políticos de provincias. Ocurren dos cosas: que fuera de los límites de su territorio pierden autoridad, y que en los contornos de sus pequeños feudos está más complicado lo de irse de putas sin pasar desapercibido, y Madrid para follar pagando y comer percebes, pues viene a ser un paraíso. Dicho esto, no me cabe duda que un agente de la policía gomero habría agachado la cabeza como un correcto vasallo al amo. Don Casimiro, qué necesita. Pero estaba en Madrid. Al parecer, el pájaro en cuestión, ha trabajado menos que un funcionario a las tres menos diez. Siempre ha mamado la política, y la consecuentes reuniones, mariscadas y burdeles. Y lo más importante, se lo ha creído y se ha hecho acreedor del talante del tirano, lo propio para que los colegas canarios se hayan quedado callados como putas. Una voz de caverna les habla de las malditas arengas de los principios progresistas y la curiosa armonía de la serenata vacua con la actitud del cacique. Claro, tampoco me estoy inventando nada. Te cuento cuatro chorradas del bienestar social, y haré lo que me salga de los huevos, buscándome siempre el confort individual, of course. Lo que viene a ser la mezcla de la élite capitalista y el folclore de la verbena. 
El dilema no es la bronca de tres borrachos paletos gastándose las dietas en putas. Es la sinrazón de que tipejos de esta apariencia ética y política, peguen cuatro voces para soflamar al pueblo y representen a eso que denominan izquierda democrática. Cuenta la leyenda que Curbelo no habló jamás en el Senado, más que para jurar el cargo, pero era Madrid el ideal para los fondos de la Gomera, y el consiguiente racionamiento entre patronos y feudatarios.
Aquel colega que deseaba  cáncer a los policías de Madrid, y les llamaba hijos de puta y fachas, proclamándose autoridad, con la mirada vidriosa, la lengua fatigada y un pedal como un mulo de Cabildo, sostenía su éxito en la inteligencia y el buen razonamiento de sus paisanos gomeros. A mí me gusta más el enunciado de Hubbard: todo hombre es tonto de remate al menos durante cinco minutos al día. Y con un escaño, una copa en la mano y una cortesana oficiosa, tenemos a un soberbio y perfecto imbécil. Qué dolor.

6 comentarios:

  1. No conozco el caso y me entero a raíz de tu entrada. Sólo podría acotar que hay muchos senadores parecidos en mi país. Podrían ser parientes? de repente

    besos

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  2. hahaaha, verdad dolorosa, Marta

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  3. Dónde está la violencia policial cuando se la necesita???
    Bess

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  4. Mismo collar, distinto perro, sure. Bss, Mixha
    De toda la vida, Marta, bs
    Creo que le inmovilizaron, Jeza, se puso muy nervioso el senador, le hicieron la lucha canaria, bs

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  5. Cuanto jeta metido a politicucho..siempre he pensado que para estar metido en política hay que ser de una calaña especial, no es generalizable a todos pero casi.
    Cuanto mamoneo y cuanta hipocresía.
    besitos!!

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  6. Mi ex se metió a la política, y lo veía como un negocio, yo creo que ese es el problema, que lo ven para sacar beneficio personal, no para los ciudadanos... y claro, corté con él...

    Besicos

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