miércoles, 8 de diciembre de 2010

Algunos corruptos se suicidan.-


No es que los chinos sean un ejemplo de lo que ha de ser el ajusticiamiento, pero no se andan con tonterías, ni con perdones, ni con campañas de imagen. En nuestro país tendrían trabajo. Habría  ejecuciones, seguro. A aquel ministro Roldán, por ejemplo, tal vez le habrían dado el tiro de gracia. Si no, recuerden aquella noticia del ministro de Sanidad chino fusilado por corrupto. Con esa desalmada y vengativa firmeza, en este país, Roca, Roldán, Vera, Hormaechea, Barrionuevo, Salanueva, Estevill, y el Bigotes, por decir unos cuantos de una larga lista,  posiblemente se habrían ido a buscar las tablas, o cuanto menos habrían recibido visita del torturador en una cárcel china, pero tuvieron la suerte de corromperse en España. En China, mochuelos del Estado, o cárcel negra. Otro político japonés se puso la soga al cuello y se ahorcó porque le habían pillado la trampa. También, un ex presidente surcoreano, vio tan mancillada su reputación, que haciendo senderismo le dio por tirarse por un acantilado. Otro caso, el  ex gerente del consorcio alemán Flick y uno de los condenados en el escándalo de corrupción que salpicó a varios partidos políticos a principios de los años 80, se suicidó en Suiza, junto a su esposa. Aquí no se mata ni Dios. Conviene aclarar, para no ganar antipatías, que yo no creo en la pena de muerte ni quiero que la gente se mate, pero tampoco estoy feliz en este jardín de la impunidad, de la liberación y la exención, que es España. Ya sea un ministro, un alcalde tocahuevos o un comercial de alarmas de seguridad que te revienta la calma y te insulta. Retomemos la gravedad y localicemos al japonés. La lía parda por Osaka, él y los mercenarios, él y las comisiones fraudulentas, él y las geishas, follando, bebiendo, corrompiéndose. Lo trincan. Como ellos lo de salvar el honor lo tienen mucho más implícito que nosotros, se quita de en medio tras dilucidar un poco entre la horca y el harakiri. Toma la opción horca. De regreso a nuestro patio: aquí también ha habido suicidios, pocos, me viene a la cabeza uno en Telde de una concejala  imputada por corrupción urbanística. Igual que el japonés, no fue muy lista. Tamoco lo fue Budd Dwyer, un político corrupto de Missouri, que convocó a la prensa para declarar su inocencia. Habló tal cual:









“Agradezco al buen Señor por haberme dado 47 años de apasionantes retos, vivencias estimulantes, muchas ocasiones felices, y sobre todo, la excelente esposa e hijos que cualquier hombre pudiése desear.
Ahora mi vida ha cambiado, sin razón aparente. Las personas que me han llamado y escrito están molestas y se sienten impotentes. Ellos saben que soy inocente y desean ayudar. Pero en esta nación, la más grande democracia del mundo, no hay nada que puedan hacer para prevenir que me castiguen por un crimen que no he cometido.
Judge Muir es conocido por sus sentencias medievales. Me enfrento a una sentecia máxima de 55 años en prisión y una multa de $300,000 por ser inocente. Judge Muir dijo a la prensa “me sentí revigorizado”, cuando me consideraron culpable y que planea encarcelarme como un desestímulo hacia otros funcionarios públicos. Pero no seré un factor disuasivo porque cada funcionario público que me conoce sabe que soy inocente; no será un castigo legítimo porque no he hecho nada malo. Desde que soy víctima de una persecución política, mi prisión simplemente será un gulag americano.
Pido a aquellos que creen en mí, que continuén manteniendo la amistad y recen por mi familia, para trabajar incansablemente por la creación de un genuino sistema de justicia en los Estados Unidos, y proseguir con los esfuerzos de exonerarme, para que mi familia y su futura parentela no sean manchados por esta injusticia que ha sido perpetrada en mi persona.
Confiamos que la razón y la verdad se impondrán y seré absuelto dedicando el resto de nuestras vidas en crear un sistema de justicia aquí en los Estados Unidos. El veredicto de culpable ha fortalecido esa decisión.”
A continuación llamó a tres colaboradores. Cada uno recibió un sobre. Uno tenía una nota de suicidio para su mujer, otro contenía un certificado de donante de órganos y el tercero guardaba una carta para el gobernador de Pennsylvania. También había un cuarto sobre, pero ese lo abrió él. Dentro había un Mangum 357. Cauto, por lo que se avecinaba aconsejó al personal que abandonara la sala, y colocó el revólver dentro de su boca. Disparó delante de millones de telespectadores.


Otro caso, un alcalde francés, Jacques Bouille, se suicidó en la prisión de Perpignan, donde cumplía pena por corrupción, unos cinco millones de euros para comprar obras de arte para el ayuntamiento, cinco kilos que nunca aparecieron. El gabacho se ahorcó en su celda con el cinturón de su bata.





Normalmente, el político español, de jeta larga, anchas espaldas y estómago agradecido, se muere pocas veces por voluntad propia. Ante una posible investigación de un juez cabezota, o se va un paradisíaco quinto carajo, o se va de putas, o las dos cosas a la vez. "Nos han trincao ministro...". "Bah, tampoco es para tanto, qué pensabas que eran gilipollas los de la Fiscalía Anticorrupción? Pues sí, pero tampoco tanto, y no se han enterao ni de la mitad". El tipo buscará un puro, de los buenos, un Hoyo de Monterrey, mandará que le busquen a la colombiana Mariela, y ella le llamará papito lindo o cualquier otra horterada sudamericana. Y habrá champán, sexo oral, viagra y un poco de cocaína. Para relajar la tensión. Tampoco es para tanto, mira los resultados de las últimas elecciones, mira como dieron marcha atrás con el senador de Almería, mira nuestro equipo de campaña como va a trabajar ahora, a afianzar mi imagen. Mira tú, qué miedo, si igual hasta me sale un reality por 150.000. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario